
Ropa, alimentos, medicinas o dinero son algunos de los materiales que recogen varias asociaciones de la comarca para ayudar a las personas que huyen de la guerra en Ucrania. Sin embargo, Alexandre Shaluba —nacido en Ucrania, pero asentado en O Barco desde 2004— no ha querido perder la oportunidad de colaborar como traductor con las familias refugiadas de San Xoán de Río y Trives.
La llamada del alcalde de San Xoán, Xosé Miguel Pérez, y de uno de los concelleiros de Trives para ayudarlos «un poco en el primer contacto», fue el inicio de esta iniciativa tan necesaria. Shaluba no dudo en viajar hasta los municipios para «echarles una mano y que se queden más tranquilos, porque venían asustados, no sabían ni a donde iban a parar ni como los iban a tratar».
La comunicación es una parte fundamental para que estas familias puedan integrarse en la vida de los concellos. «Intento subir y hablar con ellos. Traducirles algunas cosas, porque ya les hicieron los papeles y alguna gente necesitaban saber que estudios tenían. Me llamaron para traducir, ya sea por vía WhatsApp o vía telefónica», explicaba.
Y es que en situaciones tan difíciles como la que están viviendo en el país, las ganas de ayudar no se quedan cortas. «Son gente de mi país y no los podíamos dejar de lado y sé que es un pequeñito grano de arena», destacaba Shaluba al recordar que «la gente se volcó muchísimo y se solidarizó, están muy contentos porque no creían que la gente de aquí los iba a tratar tan bien».
«Cambiaron el clima, las costumbres, el idioma y les llevara un poco de tiempo, pero yo creo que se van a integran bastante bien. Los niños, sobre todo, van a coger el idioma más rápido. Incluso estoy pensando que ellos van a ayudar a sus padres», afirmaba.
Para el traductor, era inevitable no recordar la situación que vivió él cuando llegó a España sin saber nuestro idioma, «yo viví esta experiencia y se por lo que van a pasar o por lo que están pasando». Por ello, y en una situación muy distinta, ha querido que se sientan «lo más tranquilos posibles».
Antes de despedirnos, Shaluba quería agradecer a todas las personas que están ayudando de una forma u otra a sus «paisanos» que huyen del país por, como bien dice, «es una guerra que no viene a cuento de nada».
La labor de un traductor, imprescindible
La labor de Alexandre Shaluba, al igual que la del resto de traductores es imprescindible y agotadora, aunque ellos no sean conscientes.
Emocionalmente es complicado, esta situación les hace retroceder en el tiempo y volver, en su recuerdo, al país que han dejado hace años, al lugar donde han nacido, crecido, donde, seguramente aún conservan amistades. De repente y sin aviso, entra de lleno en su ser la sensación de indefensión y desamparo que sintieron al llegar a esta tierra extraña. Saben lo que están sintiendo sus paisanos y que esa sensación es aún mayor por los motivos de su expatriación, la guerra.
Otra cultura, entorno social e idioma, imprescindible, este, cuando tienes que decirle a un doctor lo que le duele al enfermo o como se siente para que el médico pueda dar un diagnóstico correcto; la implicación emocional en este caso es doble. Por un lado sientes que estás invadiendo su privacidad y por otra estás viviendo en primera persona una situación confusa, de dolor físico y ansiedad que tienes que relatar.
Todo es complejo, pero ahí están ellos, los traductores. Ahí están esas personas, como Alexandre Sahalupa que con su generosidad hacen posible la comunicación y el entendimiento, imprescindible en todos los aspectos de la vida.