
Cada mañana, el aroma a churros recién hechos se extiende por la plaza del ayuntamiento de O Barco, invitando a vecinos y visitantes a empezar el día en La General. Esta emblemática churrería es más que un simple negocio: es un lugar de encuentro para todos. Tras la jubilación de su suegro, Cristina decidió mantener viva la tradición familiar y tomó las riendas de la churrería. «Cuando él se jubiló, la tradición se perdía. Así que alguien tenía que tomar las riendas en este negocio y, ¿quién mejor que yo?», comenta Cristina.

Madrugones y masa fresca: el esfuerzo detrás de cada churro
El trabajo en La General comienza mucho antes de que la persiana suba. Cristina se despierta a las cuatro y media de la mañana para preparar la masa en casa y despachar los primeros churros a los bares. «Aunque la gente piense que se abre a las ocho, aquí se levanta uno a las cuatro y media de la mañana. Se prepara la masa, se hacen churros para los bares, se reparte, y luego es cuando abrimos aquí la churrería, a las ocho de la mañana», cuenta Cristina.

Renata, la primera en llegar, enciende el aceite y comienza la primera tanda, con clientes ya guardando. «En cuanto abres la persiana, ya está la gente esperando por los churros. Churros, chocolates, cafés… la mañana no da tregua», comenta Renata, sonriendo. Andrea se suma más tarde, y entre las tres mantienen el ritmo para que todos puedan disfrutar de sus desayunos.
Más de 2.700 churros al día
En un día normal, esta pequeña churrería despacha 2.700 churros, y la mayoría de los días tienen que preparar más «días como hoy, que suelen ser habituales, tengo que hacer aquí otra masa. Se hace a mano, ya en el último momento, para tener el servicio de churros todo el tiempo», comenta Cristina.

El ambiente en La General refleja la vida de O Barco. «A primera hora, en día laborable, vienen los que trabajan en los bancos, y después los que abren sus negocios a partir de las nueve y media. También pasan los camioneros que están de paso», explica Cristina. El fin de semana, las familias de O Barco se llevan churros y chocolate en lecheras para disfrutar en casa.

Punto de encuentro para vecinos y peregrinos
Además, La General es un punto de referencia para peregrinos que recorren el Camino de Santiago. «Los peregrinos vienen recomendados por otros que ya han pasado. Tenemos la compostela, para que la gente selle» comenta Renata, señalando el sello que tiene para los peregrinos del Camino de Invierno.

También resalta el trato acogedor. «Aquí el que viene de fuera es bienvenido. Lo tratamos como de casa», asegura. La clientela tiene sus horarios, y cuando alguna falta, el equipo se preocupa. «Somos casi una familia», dice Renata. Y cuando le preguntamos por el secreto del éxito, lo tienen claro: «La calidad prima sobre todo. Calidad, precio y buena atención», dice Renata, además de la limpieza, añade Cristina.
La churrería La General es más que un lugar donde disfrutar de churros y café. Es el rincón donde empieza el día en O Barco, con el inconfundible aroma a churros, el sonido de las charlas y el trato cercano que solo un lugar de siempre puede ofrecer.
