
Pensar en vacaciones no siempre va acompañado de relajación y mejora de la salud. Esto ocurre cuando el nivel de estrés es tan alto que no podemos desconectar; es lo que llamamos síndrome de la hamaca, que en muchos casos se desarrolla cuando pasamos bruscamente de un estado de tensión a un estado de relajación. El cerebro necesita tiempo para pasar del estrés a la relajación. Hoy Iria Fernández, del Centro de Psicología Resiliencia, nos cuenta qué es y como superarlo.
Ante cualquier cambio, el ser humano requiere un período de adaptación. Necesitamos entre uno y cuatro días para realizar esta transición. Y en este espacio de tiempo, resulta fundamental permitirnos descomprimir el cansancio y las emociones acumuladas durante el resto del año.
A lo largo del año, la rutina laboral se convierte en una red de soporte vital que da pautas sobre cómo ordenar tu tiempo y sirve de ayuda para olvidar otras preocupaciones. Pero a la vez conlleva un lado negativo.
Síntomas
- Irritabilidad
- Desorientación
- Ansiedad
- Insomnio
- Dolores de cabeza
- Sentimientos de insatisfacción
- Sensación de vacío
- Tristeza constante
Pensamientos precipitantes
- Soy imprescindible en mi trabajo: estos trabajadores piensan que, durante su ausencia, las cosas pueden complicarse en su trabajo.
- Sentirse libre en el trabajo: A estas personas no estar en su puesto de trabajo les provoca ansiedad... y de esa ansiedad tan sólo les puede liberar el trabajo.
- Mejor en el trabajo que en casa: hay quien se refugia en el trabajo porque tienen problemas con la familia y, por lo tanto, tienden a pensar que es en el trabajo donde mejor están.
- Desorientados: causa una sensación de desorientación y vacío.
- Sensación de control y poder
Prevenirlo en el día a día
- Cultivando actividades que nos permitan organizarnos mejor y canalizar los excesos de nuestro día a día.
- Aprender a gestionar de forma más eficiente nuestro tiempo y nuestros pensamientos.
- Dedicar tiempo y espacio a reflexionar y planificar nuestra agenda, de manera que atendamos nuestras responsabilidades profesionales y personales.
- Detenernos a valorar y reordenar nuestras prioridades y objetivos.
- Dejar huecos en nuestra agenda para dedicar a actividades que nos ayuden a recargarnos de energía.
- Tomar perspectiva para poder parar y observar antes de actuar. De este modo, podremos comenzar a responder de forma eficiente en vez de actuar de manera reactiva e impulsiva.
- Conectar con el momento presente para poder observar la realidad de forma más objetiva, lo que evita que nos proyectemos constantemente en el futuro.
Prevenirlo en vacaciones
- Reparte tus vacaciones en períodos cortos de 15 días.
- Deja uno o dos días para amoldarte a los cambios, tanto antes de irte de vacaciones como a la hora de volver a incorporarte al trabajo.
- Intenta centrarte en los planes de ocio y descanso, y evita tener presentes ciertos estímulos que te hagan pensar en tu vida laboral o rutina diaria.
- Deja de lado los horarios rígidos. Se más flexible. Haz lo que te apetezca realmente hacer.
- Olvídate de los aparatos electrónicos y descansa tu mente.
- Termina todas las tareas que tengas pendientes antes de marcharte para poder descansar.