
El 8M, Día de la Mujer Trabajadora, sigue siendo una fecha clave para reflexionar sobre los avances y desafíos en la lucha por la igualdad de género. A través de los testimonios recopilados, queda claro que la educación es un pilar fundamental para el empoderamiento de las mujeres, permitiéndoles acceder a mejores oportunidades laborales y romper con los roles de género que históricamente las han relegado al ámbito doméstico. Sin embargo, persisten barreras estructurales que limitan su desarrollo profesional y personal.
Las mujeres, especialmente aquellas en situaciones de vulnerabilidad, continúan enfrentando mayores dificultades para acceder al empleo y a la vivienda. Además, se observa que, aunque logran incorporarse al mercado laboral, muchas veces lo hacen en sectores feminizados, con condiciones de precariedad y bajos salarios. La conciliación sigue siendo una carga desigual, donde las mujeres deben justificar su tiempo y esfuerzo tanto en el ámbito laboral como en el hogar, mientras que esta exigencia no recae sobre los hombres en la misma medida.
A pesar de los avances legislativos y sociales, la igualdad real aún no se ha alcanzado. Existe un riesgo de retroceso, impulsado por discursos que minimizan o niegan la desigualdad de género. Como señala la alcaldesa de A Rúa, «estamos vivindo o que a xente non has pensado antes», haciendo referencia a una reacción que intenta frenar los logros conseguidos.
Por ello, el 8M no solo es una jornada de conmemoración, sino también un recordatorio de que la lucha por la igualdad sigue vigente. Es imprescindible un compromiso colectivo para garantizar que todas las mujeres, sin distinción de origen o condición, puedan vivir en una sociedad donde sus derechos sean plenamente reconocidos y respetados.
Día de la Mujer en Valdeorras —emitido en Radio Valdeorras Onda Cero coordinado y dirigido por Ana Domingo—, aborda el papel de la mujer en la sociedad desde cuatro ámbitos clave: educación, inclusión social, ciencia y política. Participaron Amparo Quiroga, directora del Instituto Lauro Olmo, para hablar sobre educación; Noelia Amayo, del Plan de Empleo de Cruz Roja, para abordar la inclusión social; María González Albert, alcaldesa de A Rúa, quien intervendrá en clave política; y Macarena Quiroga, compartió su experiencia en la ciencia.
Amparo Quiroga, primera en tomar la palabra, señala que: «En la educación empieza todo. La educación es fundamental en las mujeres. Llevamos luchando más de cien años por la igualdad». Destaca que hace apenas un siglo, las mujeres no podían acceder a la universidad y su formación se limitaba a tareas domésticas como bordar, coser y atender a la familia. Durante la dictadura, estuvieron tuteladas por los hombres, y solo en los últimos cuarenta años de democracia han podido acceder de forma masiva a carreras superiores. «Las mujeres han demostrado ser igual de inteligentes y trabajadoras que los hombres, logrando alcanzar cargos de responsabilidad en administración y empresas, aunque aún quedan barreras por superar».
En el ámbito educativo, la directora de un instituto en O Barco pone el acento en que existe una preocupante involución en el desarrollo educativo y profesional de las jóvenes. Observa que muchas alumnas carecen de expectativas altas para continuar sus estudios y que, en edades tempranas, ya están sometidas a relaciones de control por parte de sus compañeros varones. Esto refuerza la necesidad de una labor educativa intensa, pues sin educación no hay igualdad. Además, las redes sociales y algunos discursos políticos contribuyen a perpetuar la desigualdad, afectando especialmente a las más jóvenes.
Respecto a la elección de materias en su instituto, recalca: «No obstante, en FP de mecánica y electricidad, la presencia femenina sigue siendo baja, mientras que en bachillerato la elección es más equitativa. El apoyo familiar y la orientación profesional son claves para que las jóvenes puedan desarrollar su vocación sin limitaciones de género».
La responsable del proyecto Reto Social Empresarial del Plan de Empleo de Cruz Roja en Valdeorras destaca que muchas mujeres enfrentan mayores dificultades que los hombres para acceder al empleo, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad. Según los datos, el 70% de las personas que buscan apoyo en el programa son mujeres.
El perfil más común es el de mujeres desempleadas, muchas de las cuales han dedicado su vida al cuidado de sus hijos y, al quedar sin esa responsabilidad, se enfrentan a la incertidumbre laboral. También hay un alto porcentaje de mujeres inmigrantes, quienes tienen mayores dificultades que los hombres migrantes para integrarse al mercado laboral.
El problema no es la falta de trabajo, sino la calidad del mismo: suelen acceder a empleos precarios, con baja remuneración y escasas oportunidades de crecimiento. Sin embargo, se resalta que muchas de estas mujeres poseen habilidades valiosas adquiridas en la gestión del hogar y la crianza, aunque no las reconozcan como tales.
El objetivo del programa es empoderarlas, ayudarlas a identificar sus competencias y facilitar su acceso al empleo, valorando su experiencia más allá de las titulaciones formales.
Concluye que si no cambiamos esos preconceptos, la desigualdad persistirá. Usa la metáfora de la escalera mecánica para ilustrar cómo los hombres avanzan con más facilidad mientras las mujeres deben escalar peldaño a peldaño.
Por su parte, María Albert alerta sobre el retroceso en derechos de las mujeres y cómo las redes sociales refuerzan el control y la discriminación. Desde el Concello de A Rúa, han implementado proyectos para fomentar la igualdad desde la infancia, trabajando con centros educativos y otras instituciones.
Destaca que las mujeres, especialmente migrantes, suelen acceder al mercado laboral antes que los hombres, pero lo hacen en roles tradicionalmente femeninos, como el cuidado de personas y la limpieza. Esto perpetúa la idea de que deben encargarse de estas tareas, tanto en el hogar como en el trabajo.
Sobre la vulnerabilidad, menciona que en el programa de vivienda pública que gestiona el Concello, el 100% de las solicitudes provienen de mujeres, lo que evidencia su mayor exposición a situaciones de precariedad. También señala que la conciliación es una «gran mentira», ya que la sociedad no exige a los hombres justificar cómo equilibran su vida laboral y familiar, pero sí a las mujeres, quienes además cargan con la culpa de no estar lo suficiente en casa.
La alcaldesa enfatiza que la igualdad aún no es real, sino más bien una cuestión estética, y que, aunque hubo avances, en la actualidad se observa un n la actualidad se observa un retroceso. «Estamos vivindo o que a xente non pasou antes», afirma, señalando que hay un resurgimiento de discursos que antes parecían superados. Considera que todavía por hacer para lograr una equidad efectiva en la sociedad.
Macarena Quiroga y su equipo han recibido un destacado reconocimiento con el Premio Emilia Pardo Bazán, otorgado por su compromiso con la igualdad en el ámbito científico. En el INIBE, donde trabaja, el 58% del equipo investigador está compuesto por mujeres, lo que refleja un avance en la inclusión femenina en la ciencia.
Sin embargo, señaló que, aunque en las etapas iniciales de la investigación hay muchas mujeres, su presencia disminuye drásticamente en los puestos de liderazgo. Aunque la situación está cambiando con más iniciativas de equidad de género, aún queda mucho trabajo por hacer.
Quiroga atribuye esta brecha a la falta de conciliación y a la maternidad, ya que persiste la idea de que las mujeres tienen menos disponibilidad para trabajos exigentes. Además, destacó que las mujeres han tenido que demostrar su valía constantemente, mientras que en los hombres se da por hecho que poseen ciertas capacidades. Finalmente, afirmó que la conciliación es una gran mentira, ya que muchas de sus compañeras han frenado sus carreras por la falta de apoyo en este aspecto.
El 8M nos recuerda que la lucha por la igualdad sigue siendo necesaria. A pesar de los avances, las mujeres siguen enfrentando barreras que limitan su desarrollo personal y profesional. La educación, la inclusión laboral y la participación política son fundamentales para romper con los roles de género impuestos. Es crucial un compromiso colectivo para que las futuras generaciones vivan en una sociedad más justa e igualitaria.
La tertulia integra la puedes escuchar en el siguiente enlace: