Los alumnos del IES Martaguisela de O Barco se llenaron de inspiración con la charla Mujeres de la sanidad que inspiran, organizada por el Hospital Comarcal de Valdeorras (HCV), un encuentro donde profesionales del hospital compartieron sus experiencias de lucha, superación y vocación con los alumnos de 4.º de ESO.
La jornada comenzó con la intervención de Maribel Campos, secretaria de dirección del hospital, quien contextualizó la historia de la mujer en la sanidad, recordando figuras clave como Florence Nightingale, pionera de la enfermería moderna en el siglo XIX; Isabel Zendal, pieza fundamental en la expedición de la vacuna de la viruela; Elizabeth Blackwell, la primera médica reconocida; y Dolors Aleu i Riera, que en 1882 se convirtió en la primera doctora en España. También destacó la creciente feminización de la medicina en España, aunque reconoció que aún queda camino por recorrer en los puestos directivos.
Voces de la experiencia: la lucha diaria de las mujeres en la sanidad
Francisca López Quiroga nunca pensó que acabaría trabajando en la cocina de un hospital. Todo comenzó un verano, cuando tenía un bebé, con un trabajo temporal que terminó marcando su futuro. Decidió opositar y obtuvo plaza en A Coruña, un logro que tuvo una doble clara como fue dejar a sus hijos en Valdeorras. "Las mujeres tenemos que luchar por tener un puesto de trabajo y un sueldo", afirmó. Tras años de esfuerzo, logró trasladarse primero a Monforte de Lemos y después, hace 20 años, regresar a Valdeorras. En la cocina del hospital, donde la mayoría de trabajadoras son mujeres, ha visto cómo el machismo ha ido perdiendo fuerza. "Al principio se notaba mucho, pero ahora está equilibrado". Sin embargo, su mensaje para los jóvenes es claro: "Estudien, fórmense, tengan oportunidades".
Por su parte, la doctora Marta Fernández creció en una familia que le inculcó un principio clave: la independencia económica. Con 33 años y una especialización en otorrinolaringología, nunca se ha sentido discriminada en la facultad ni en su formación en Pontevedra, aunque algunas compañeras más mayores sí le han narrado situaciones de desigualdad. "Con los pacientes varones mayores aún sucede algo curioso: les cuesta verme como médica, preguntan por el doctor o me llaman rapaciña", comentó. Para ella, es un reflejo de la mentalidad de otra generación. También habló de la conciliación, "es posible, pero con organización y sacrificios". Recordó que, aunque la sanidad ha avanzado, las dificultades siguen ahí, sobre todo cuando no hay estabilidad laboral.
Rocío Yebra fue la primera mujer de su familia en ir a la universidad. En 2008 se licenció en enfermería, recorrió varias comunidades autónomas y, con 29 años, obtuvo su plaza en Valdeorras, donde hoy es supervisora de la planta azul. "Toda la dirección del hospital está formada por mujeres", destacó, aunque eso no significa que el machismo haya desaparecido. "Cuando hay un hombre al lado, la gente asume que él tiene el mayor rango". Aun así, su pasión por el cuidado de los pacientes la impulsa cada día.
Para María del Carmen Hernández, su llegada al hospital en 1990 como celadora no fue fácil. "Era un mundo de hombres y lo viví en cada trato, con faltas de respeto y educación", recordó. Esa experiencia la empujó a opositar de nuevo y marcharse a Asturias y Ponferrada, donde se sintió valorada. Al regresar a Valdeorras, notó que las nuevas generaciones la trataban con igualdad, aunque algunos de sus antiguos compañeros seguían con las mismas actitudes de antaño. "Hemos avanzado en leyes, pero en la calle todavía queda mucho por hacer", concluyó. Su mensaje a los estudiantes fue claro: "Peleen, reivindiquen sus derechos, porque somos iguales".
Un legado de lucha y vocación
La charla dejó una huella en los alumnos del IES Martaguisela. Sus protagonistas, con historias diferentes, pero unidas por la vocación y la perseverancia, mostraron que el camino hacia la igualdad en la sanidad ha avanzado, pero aún queda camino por recorrer. "No debemos olvidar de dónde venimos", insistieron. Un mensaje de lucha, esfuerzo y esperanza que resonará en las generaciones futuras.
