sábado. 13.12.2025

O Bolo ordena prioridades tras un verano crítico y mira ya a un intenso 2026

El alcalde, Miguel Ángel García, hace balance de un 2025 marcado por los incendios y la gestión diaria del Concello de O Bolo, y adelanta las prioridades y proyectos previstos para 2026
somoscomarca_20250623_obolo_posesionalcaldia_somosobolo_miguelangelgarcia_mayramartinez (3)
O Bolo ordena prioridades tras un verano crítico y mira ya a un intenso 2026

Poner orden, priorizar y no dejar ningún pueblo atrás. Ese es el hilo conductor de los primeros meses de Miguel Ángel García al frente del Concello de O Bolo, un periodo breve en el calendario pero intenso en gestión, marcado por los incendios del verano, la precariedad de muchas infraestructuras y la necesidad constante de buscar recursos más allá de los fondos propios.

El actual alcalde asumió el cargo a finales de junio relevando a Alberto Vázquez, dentro del acuerdo de gobierno con el Partido Socialista, aunque ya formaba parte del anterior equipo municipal. Esa continuidad no ha evitado, sin embargo, que los retos se hayan presentado con crudeza desde el primer momento. «Tenemos muchos pueblos en mal estado y el dinero que tenemos no llega para todo. Hay que ir priorizando lo que está peor y buscar ayuda debajo de las piedras», explica el regidor al hacer balance de 2025.

La situación de las infraestructuras básicas, especialmente las traídas de agua, es uno de los principales quebraderos de cabeza. Muchas redes superan ya el medio siglo de antigüedad y comienzan a fallar por múltiples puntos, lo que obliga al Concello a recurrir de forma constante a otras administraciones. García reconoce que con fondos municipales resulta imposible asumir en solitario estas reparaciones y defiende la necesidad de cooperación institucional para poder avanzar.

Pero si hay un episodio que ha marcado este inicio de mandato han sido los incendios del pasado verano. O Bolo fue uno de los concellos más afectados, con situaciones límite en núcleos como O Seixo y Celavente. El alcalde recuerda aquellos días como «muy difíciles», con una gestión prácticamente sobre el terreno, sin cobertura en algunos momentos y con el equipo de gobierno dividido entre la coordinación y la ayuda directa a los vecinos. «Estábamos haciendo contrafuegos para que el fuego no llegara a las casas», relata.

En ese contexto, García destaca de forma especial la solidaridad recibida. Ganaderos, voluntarios del propio municipio y personas llegadas de concellos vecinos como Viana do Bolo fueron clave para frenar el avance del fuego. «Estaremos eternamente agradecidos a toda esa gente que nos ayudó», subraya.

Las consecuencias de los incendios obligaron también a suspender buena parte de la programación cultural y festiva del verano, incluida la Feira Irmandiña y las propias fiestas patronales. Lejos de dar esos actos por perdidos, el Concello optó por reorganizarlos y trasladarlos a otras fechas. Este mes de diciembre, coincidiendo con Santa Lucía, se recuperan algunas de esas celebraciones en el pabellón municipal, en coordinación con la comisión de fiestas.

Más allá de la gestión de urgencias, el Concello ha puesto en marcha proyectos con vocación de futuro. Uno de ellos es el espacio de coworking, que ya funciona como punto de encuentro y formación. En él se están desarrollando cursos, incluidos talleres dirigidos a personas mayores para mejorar su manejo del móvil y del ordenador, con la intención de mantener una programación estable todos los meses.

De cara a 2026, el alcalde asume que el trabajo será lento pero constante. El objetivo es actuar, poco a poco, en dos o tres pueblos combinando fondos propios con ayudas de otras administraciones, además de seguir limpiando núcleos y caminos que llevaban años sin mantenimiento.

Consciente de las limitaciones, García insiste en la necesidad de escoger siempre «lo que peor está» como primer criterio de actuación. «Hay pueblos donde más de la mitad de las infraestructuras presentan muchas deficiencias», advierte, al tiempo que reconoce que durante años no se les prestó la atención necesaria.

Entre los planes también figuran la puesta en marcha de nuevos obradoiros, la creación de una ruta de senderismo en el valle del Xares ya crearon una este año en el cañón del Bibei– y la presencia del municipio en ferias para dar a conocer tanto sus productos como su potencial turístico.

El patrimonio ocupa también un lugar destacado en la hoja de ruta del gobierno local. El Concello quiere continuar con los proyectos de alfarería e iniciar investigaciones en una necrópolis antigua en Tuxe, así como en unas minas y un castro situados en Buxán, iniciativas que buscan reforzar la identidad histórica de O Bolo y abrir nuevas vías de interés cultural.

Un balance realista, sin triunfalismos, que refleja un mandato centrado en la gestión diaria, la recuperación tras la emergencia y la búsqueda constante de soluciones para un municipio disperso y con necesidades acumuladas. Un trabajo arduo, constante y silencioso que, según el propio alcalde, solo puede entenderse a medio y largo plazo.

Puedes escuchar aquí la entrevista completa:
 

O Bolo ordena prioridades tras un verano crítico y mira ya a un intenso 2026