
El parque infantil de la Avenida de Galicia, la estación de autobuses y el entorno de Renfe, entre otras zonas, sufren este tipo de vandalismo
Las pintadas deslucen espacios y el mobiliario público de A Rúa. Los toboganes y columpios del parque infantil de la Avenida de Galicia están completamente pintarrajeados. La falta de respeto por el entorno, a consecuencia de los actos vandálicos, le cuesta al erario público, que sale además del bolsillo de los ciudadanos, miles de euros cada año.
El Concello de A Rúa mantiene su preocupación por el vandalismo y aún cuando ha evaluado, en varias ocasiones, la posibilidad de atajarlo instalando cámaras de seguridad, la solución aún no está clara.
El alcalde, Luis Fernández Gudiña, explica no se lleva un recuento exacto del importe de los destrozos por actos vandálicos si bien, cuando se producen, «se reparan». En el caso de las pintadas es más complicado. «Es costoso desde el punto de vista económico y, además, difícil», explica en alusión a que borrar el rastro de la pintura no siempre se consigue.
Los buzones tampoco se salvan. Y en las últimas semanas se aprecian embadurnados de pintura.
Existen otras pintadas menos actuales, que ya se remontan a mucho tiempo atrás como las que ocupan la estación de autobuses y las edificaciones situadas en las inmediaciones de Renfe.
Las pintadas son ya un viejo problema que se produce no sólo en A Rúa sino en distintos ayuntamientos de la comarca de Valdeoras. La dificultad es que eliminarlas no es tan sencillo, precisa de productos específicos que entrañan un elevado coste y a veces, dependiendo del material, no se obtienen resultados.
El Concello de A Rúa es consciente de que no existe una «varita mágica» para frenar el vandalismo y apela al sentido cívico de las personas que se divierten destrozando el mobiliario público.