
El cuidado de nuestro cuerpo y las preocupaciones razonables por la salud son conductas adecuadas, sirven para prevenir diferentes enfermedades. Y, desde luego, cuando se padece realmente una enfermedad, son aún más adecuadas, siempre y cuando, sean proporcionadas a la enfermedad padecida. Lo que ocurre en la hipocondría es una desorbitada preocupación por padecer enfermedades que, o no se tienen, o, teniéndolas, no justifican tanta preocupación. Hoy hablamos sobre sus causas y consecuencias de la mano de Iria Fernández del Centro de Psicología Resiliencia.
La persona hipocondríaca está muy metida en el rol de enfermo, es decir, centra la mayor parte de su vida en la vivencia de estar enfermo. Aunque la hipocondría como trastorno se clasifica independiente de la ansiedad y la depresión, muchas veces aparece junto a ellas.
También se ve aumentada nuestra atención a aspectos negativos de la vida, entre ellos las enfermedades, y a recordar enfermedades que se padecieron o padecieron otras personas en el pasado. Y no hay que olvidar que las propias emociones negativas pueden generar síntomas físicos que pueden ser vistos como enfermedad física si se desconoce su origen, o, incluso pueden provocar problemas físicos reales.
Síntomas
Dentro de los síntomas podemos clasificar los cognitivos que pasan por una preocupación por el propio cuerpo y por padecer diferentes enfermedades; la autobservación excesiva de las funciones del cuerpo y tendencia a verlas como señal de enfermedad o una mayor atención a las posibles consecuencias negativas, desoyendo los aspectos más saludables de uno mismo y de la vida.
Por otro lado están los emocionales, que pasan por la ansiedad, los temores sin correspondencia real o los cambios en el estado de ánimo.
También existen síntomas conductuales, como la búsqueda de información en diferentes fuentes; las autoobservaciones repetidas y manipulación de diferentes partes del cuerpo para comprobaciones diversas; el aumento de las visitas a médicos y especialistas, y deterioro de las relaciones con éstos o la disminución de otras actividades sobre todo las de buena salud.
Factores desencadenantes
- Experiencias previas con efectos sensibilizadores(p.ej. conocimiento de errores médicos, familiares enfermos, padres hipocondríaco…) y factores de aprendizaje en relación al propio cuerpo
- Formación de creencias erróneas sobre los síntomas, la salud y la enfermedad.
- La presencia de un incidente crítico externo (muerte de un familiar, información sobre una enfermedad cuyos síntomas uno cree padecer) o interno (estado de ánimo negativo)
Factores Mantenedores
- continúas visitas a los médicos y a especialistas, sin encontrarse causa física al problema, y sin explicación satisfactoria. Cabe destacar que hay un grupo de pacientes hipocondríacos, sin embargo, que evitan sistemáticamente cualquier consulta o exploración médica por temor a que se les confirme la enfermedad temida.
- insistente búsqueda de información sobre enfermedades a partir de diferentes fuentes.
- rumiaciones sobre síntomas, salud y enfermedad y sus consecuencias.
- aparición de enfermedades reales que confirmen las creencias.
- la persona centra la mayor parte de su vida en la vivencia de estar enfermo.
- el abandono de interés y la falta de actividad llevan a atender más a las propias sensaciones.
- atención continuada a la persona y sus quejas por parte de sus conocidos.
Tratamiento
Desde el punto de vista psicológico, una vez comprobado que hay un buen estado de salud, el foco de tratamiento pasa a ser las preocupaciones por la salud y las emociones y conductas asociadas.
En los tratamientos psicológicos se explican al paciente los factores de origen y de mantenimiento de la hipocondría, se le insta a que deje de hacer continuas visitas a médicos y especialistas, a que procure no hablar repetidamente de sus dolencias y síntomas y, en general, a que deje de centrar su vida en la preocupación por padecer una grave enfermedad. A las personas cercanas se las invita a que no recompensen las quejas ofreciendo algún tipo de beneficio o ganancia.