domingo. 03.08.2025

Vacaciones con hijos: cómo sobrevivir… y disfrutar en el intento

No es necesario hacer mil planes ni volverse experto en manualidades. Lo esencial en verano no es la perfección, sino la conexión. Y de eso sabe mucho Iria Fernández, psicóloga en O Barco, que este mes nos invita a repensar la crianza estival
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Vacaciones con hijos: cómo sobrevivir… y disfrutar en el intento

Con la llegada de las vacaciones, muchas familias se enfrentan a un desafío silencioso: pasar más tiempo juntos sin perder la paciencia. «El verano puede ser terreno fértil para el caos o para la conexión emocional. Todo depende de cómo lo abordemos», explica Iria Fernández, psicóloga del Centro Resiliencia. En su consulta en O Barco lo nota: los conflictos aumentan, pero también las oportunidades para fortalecer vínculos.

«A veces se cae en el “que hagan lo que quieran, que para eso están de vacaciones”», apunta la experta. Pero ni una rigidez escolar ni un “vale todo” favorecen a los menores. «Los niños siguen necesitando cierta previsibilidad para regularse emocionalmente. Saber qué va a pasar en el día les aporta seguridad».

La psicóloga recomienda construir una tabla semanal visual junto a los hijos, con iconos o colores, donde se combinen rutinas básicas y actividades elegidas por ellos. Incluso dejar espacio para algo que suele infravalorarse: el aburrimiento. «Es un regalo. Favorece el juego libre, la creatividad y la tolerancia a la frustración».

Pantallas: ni demonizar ni soltar sin control

El verano relaja horarios y también multiplica el uso de pantallas. ¿Cómo gestionarlas? «Un poco más de tiempo no es problema si se hace con control», señala Iria. Su apuesta: el uso compartido. «Ver una serie juntos, comentar un vídeo o jugar con ellos a la consola fortalece el vínculo y reduce el impacto negativo».

Como referencia, menciona la regla 3-6-9-12 del psiquiatra Serge Tisseron: antes de los 3 años, nada de pantallas; a los 6, con supervisión; a los 9, enseñar un uso crítico; y a los 12, fomentar autonomía y responsabilidad.

La culpa aparece cuando los adultos no pueden acompañar todo lo que querrían. «Pero no se trata de estar siempre presentes, sino de cómo estamos cuando estamos», señala Iria. Cocinar juntos, leer un cuento o jugar cinco minutos en la bañera pueden ser momentos más valiosos que horas compartiendo espacio sin interacción.

La clave está en mirar a los hijos «con nuevos ojos», conectar también con nuestra infancia y recordar que «los niños están emocionados porque es verano, porque hay fiestas, playa, tiempo libre…».

Cuidarse para cuidar

En muchas casas, mientras los niños descansan, los adultos siguen trabajando o incluso se ven desbordados por las tareas. «Si los padres no están regulados, no pueden ayudar a regular a sus hijos», recuerda la psicóloga. Por eso insiste en la importancia de los micromomentos de autocuidado: diez minutos sin móvil, compartir tareas, aceptar que un día no llegamos a todo.

«No hace falta estar 24 horas. Basta con estar de forma presente e intencionada», concluye. Un mensaje sencillo, pero poderoso, para padres y madres que afrontan este verano como un reto: «No se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo con amor».

Vacaciones con hijos: cómo sobrevivir… y disfrutar en el intento