
La Asociación de Música Alternativa de Valdeorras (AMAVA) está más viva que nunca. Tras 15 años de recorrido, el colectivo se consolida como un actor imprescindible en la vida cultural de la comarca, con más conciertos, más grupos y más colaboraciones que nunca.
Solo en lo que va de 2025, AMAVA ha participado en 16 conciertos —frente a los tres que sumaban el año pasado por estas fechas— y tiene presencia confirmada en citas como el Silfest, el festival Terrassón o la Festa da Cervexa de Viloira. Ya no se limitan a impulsar jam sessions o conciertos en locales: su actividad se ha multiplicado y se extiende a iniciativas que combinan territorio, vino, gastronomía y música.

Una de las colaboraciones más visibles es con la Ruta do Viño de Valdeorras, donde AMAVA pone la nota musical en las Experiencias Enogastronómicas que se celebran en diferentes puntos de la comarca. Seis conciertos en restaurantes seleccionados acompañan los maridajes de vino y cocina local. «Cada actuación se adapta al ambiente del local. No todos los estilos encajan en cualquier sitio, y por eso elegimos cuidadosamente quién toca en cada lugar», explica Ramón Teira, presidente de la asociación.
Uno de los momentos destacados de esta colaboración fue la actuación del grupo El Patio de Leni —integrado en AMAVA— durante la inauguración de las Xornadas da Primavera de Portas Abertas, impulsadas también por la Ruta do Viño. La conexión entre música y territorio se refuerza así con talento local y propuestas que van mucho más allá del escenario.
Teira, además de dirigir la asociación, forma parte de Mrs. Fine. Este verano repetirán en el Silfest, donde ya debutaron en 2024 con una propuesta que combina versiones con temas propios. «Queremos que Valdeorras se asocie también a la música. Igual que se identifica con la pizarra o el godello, que AMAVA sea parte de esa identidad», reivindica.

Junto a ellos, nombres como Nerea Jiménez —cada vez más presente en los espectáculos de la comarca—, Seika —con un sonido que desafía etiquetas— o Notazul —con una propuesta fresca y envolvente— demuestran la riqueza y diversidad del colectivo. La pluralidad de estilos permite a AMAVA adaptarse a escenarios muy distintos, desde grandes festivales hasta eventos íntimos o institucionales.
Pero la asociación no solo crece en presencia en todo tipo de eventos, también en número de socios. Cada semana se suman nuevas incorporaciones, muchas de ellas simplemente para apoyar el proyecto. «La cuota anual es simbólica —20 euros— y cualquiera puede unirse, incluso si no toca ningún instrumento. Ahora entregamos un carné plastificado muy chulo, porque esto también va de orgullo de pertenencia», comenta Teira.
El impulso de AMAVA es visible y contagioso. Con más grupos, más escenarios y más propuestas, la asociación se ha convertido en una pieza clave para entender el presente —y el futuro— de la vida cultural en Valdeorras. Una banda sonora que crece desde lo local, con alma colectiva y vocación comarcal.