lunes. 28.07.2025

Más sola que nunca, ni el Miserere la acompañará

Imagen de la Dolorosa en la iglesia de Petín
Imagen de la Dolorosa en la iglesia de Petín

Este Viernes Santo no habrá Miserere, no habrá caracoles encendidos al paso de la virgen vestida de luto, no habrá quien la acompañe

Ni Miserere ni caracoles encendidos, este año el coronavirus deja a Petín sin su procesión más singular y popular, la de la Soledad o la de los Caracoles.

El aceite que arde en el caparazón de los caracoles no iluminará con su trémula luz el paso de la Soledad, por las calles del viejo Petín. Tampoco el canto del Miserere romperá el sepulcral silencio, es otra de las consecuencias de este Estado de Alarma.



La imagen de la virgen vestida de luto permanecerá encerrada dentro de la iglesia y, más sola que nunca, ninguno de sus fieles podrá acompañarla.

El comienzo de la procesión uno de los momentos más esperados

No habrá disputas entre las mujeres para portar las andas. No habrá que mirar al cielo y pedir para que no llueva, ni tampoco será necesario tapar la imagen con un plástico para que no se estropee el manto, en el caso de que a las nueves les diese por llorar. Se acabó apurar el bocado de tortilla —porque es Viernes Santo y se come de vigilia— de la cena para llegar a tiempo a la procesión.  ¡Es lo que tiene estar confinado!

La virgen se tapa con un plástico si llueve para que no se estropee el manto

Caracoles que iluminan A Carreira

Cuando era niña lo único que me interesaba de la Procesión de la Soledad era llegar a casa de «la Pili», una vecina de la calle Carreira en Petín. Desde hace décadas ilumina las escaleras de su casa con la llama que sale de los caparazones de los caracoles. Recuerdo a su madre en aquellas escaleras empinadas hurgando con una aguja en aquellos caracoles y que cuando esto pasaba la llama se avivaba. Y es que, el caparazón está lleno de aceite y en este hay un trocito de tela que funciona como mecha, cuando se va consumiendo deja de alumbrar y con una aguja hay que tirar de la tela para que siga iluminando el paso de la procesión.

Antes sólo se colocaban los caracoles en las escaleras y en los aros de los maceteros — a mí como niña, me parecía espectacular aquel aro de fuego—. Desde hace unos años son más los que ayudan, a los hijos y nietos se suman vecinos y otros familiares, por ello además de las escaleras también se ilumina una cruz.

Barandilla y cruz con los caracoles que alumbran el paso de la procesión

El pasado año, un pequeño mal entendido  hizo que la persona que habitualmente abastecía los caracoles no los suministró así que cuando quisieron ir a preparar los gasterópodos para que hicieran de candelas no fue posible. Este año tampoco alumbrarán pero el motivo es bien diferente.

El pasado año no hubo caracoles con luz en la barandilla

Miserere un canto de hombres

El Miserere es un solemne canto en latín a cargo de un coro de hombres. Voces graves y profundas que rompen el silencio y resuenan en las estrechas calles del casco viejo del pueblo. Domingo Blanco García, dirige esta agrupación coral desde los 18 años, tuvo que dejar de realizar esta función debido a un achaque que lo apartó temporalmente de la realización de actividades cotidianas. La dirección recae desde entonces en José Luis Villanueva, integrante del coro parroquial.

La Carreira es uno de los puntos de parada

El abuelo de Domingo, Diógenes, junto a Pepe «de la Filomena», el Sr. Juanito y el Sr. Joaquín fueron los pioneros. «Como no sabían latín cambiaban algunas palabras de forma que, se transformó en un Miserere único. La música también se fue deformando puesto que sus voces se iban apagando, era personas muy mayores», explica Blanco.

Los nietos y yerno de Domingo lo acompañan en el coro

A estos primeros integrantes le siguieron sus hijos y luego sus nietos, Domingo forma parte de este tercer legado. En la formación de aquel entonces estaba entre otros él y Pepe de la Filomena, ambos nietos de los pioneros, Rúa ó el Sr. Eleuterio de Castrofolla. Otras personas que pasaron por el coro fueron Manolo Prada «Español», en honor al cual se hace una parada en la calle Placer, En otros puntos del recorrido también se realizan estas paradas en memoria a los miembros fallecidos.

«Cuando empecé a dirigir el Miserere peleé mucho para cantarlo bien. Para, por lo menos, pronunciar las palabras que decía el Miserere original en latín», apostilla Blanco. Sus estudios en el seminario de As Ermitas así se lo permitían. Tiene pena porque no ve que la gente joven quiera seguir esta tradición pero está orgulloso de sus nietos que pese a su corta edad lo acompañan cada Viernes Santo. Domingo sonríe al recordar cómo ellos le van diciendo «abuelo ahora te toca esta estrofa, me dirigen ellos a mi ya», asegura. Y es que este petinés, afincado en Santiago desde hace más de 30 años, tiene pasión por su pueblo y por el Miserere que lleva en su corazón. «En la procesión del Dolor en Santiago mi yerno, mi hijo y yo cantábamos el Miserere en petit comité», recuerda. «Una de mis ilusiones es que el obispo de Santiago nos permita venir aquí a cantarlo», declara ilusionado.

Si quieres escuchar la conversación que hemos mantenido con Domingo Blanco, haz click en el siguiente enlace:

Respecto a la entrada de mujeres en el coro, cuenta que se ha debatido en muchas ocasiones y la conclusión por parte de los integrantes siempre fue la misma «non podemos perder a tradición que sólo o canten os homes». «El pasado año estuvo a punto de formarse un coro mixto pero al final no se consiguió», aclara.

Asegura Blanco que solamente un año no se pudo cantar el Miserere debido a que los hombres no pudieran ensayar. Como a él no le parecía que en la procesión no se cantase el Miserere lo ensayó apenas unas horas antes con la monja que había venido a ayudar al párroco,  por aquel entonces José Sánchez Rodríguez, y al final fueron los dos a cantarlo.

«La procesión es algo que está impregnada en el alma de todos los petineses», concluye.

La procesión regresando a la iglesia

Vídeos del miserere en varios tramos de la procesión

El Silencio es sepulcral a la espera que el coro arranque con la primera estrofa que se canta fuera de la iglesia:

A medio camino:

El último cántico se produce en la iglesia:

Es tiempo para el recuerdo, es por ello que he querido incorporar un vídeo del Miserere de 2016 donde aparece mi amigo Ramón Díaz «Neguito» que ya no está entre nosotros y a quién la Semana Santa y, en especial la procesión de la Soledad le emocionaba:

Texto, fotografía y vídeos, Sonia Rodríguez Losada

Más sola que nunca, ni el Miserere la acompañará