sábado. 20.04.2024

Funerarias y sacerdotes de

Valdeorras se han tenido que adaptar al Real Decreto que impide los velatorios

y las ceremonias fúnebres

“Los entierros son rápidos y solitarios”, así define Daniel Pérez Quintela, párroco de Rubiá y vicario parroquial en O Barco las misas funerales en estado de alarma. Y es que, aunque desde que éste se decretó los entierros ya habían cambiado; desde la publicación del nuevo Real Decreto este lunes, el Ministerio de Sanidad ha prohibido la celebración de velatorios en todo tipo de instalaciones, públicas o privadas, así como en los domicilios particulares. También se prohíben ceremonias fúnebres para evitar el contagio del coronavirus.

Así lo recoge la Orden SND/298/2020 de 29 de marzo publicada en el Boletín Oficial del Estado, en la que se detalla que la prohibición afecta a todos los fallecidos, y no solo a aquellos que estuvieran infectados por Covid-19. Según explica el sacerdote valdeorrés, la comitiva para el enterramiento o despedida para la cremación de la persona fallecida se restringe a un máximo de tres familiares o allegados además de él mismo.



Daniel Pérez señala que los funerales no se pueden realizar en las iglesias sino que son en los propios camposantos. “Así lo marca el protocolo”, destaca detallando que las misas funerales se celebrarán cuando pasé el estado de alarma. “Tienes que recibir al féretro y a los familiares en el cementerio. Tratas de decir unas palabras de consuelo aunque muchas veces no sabes qué decir ante un duelo tan difícil. No hay casi nadie y es complicado despedir a un ser querido casi en soledad. Rezamos un responso y tratas de decir unas palabras de aliento antes de proceder a la inhumación” narra el sacerdote quien añade que él representa, en estos momentos, a un gran número de gente que le gustaría dar el pésame a la familia.



Explica el sacerdote que el gobierno ha decretado que tan solo tres personas podrán estar presentes en dichas exequias y guardando la distancia sanitaria, “llevamos mascarillas y guantes”, ha declarado el párroco de Rubiá y doce pueblos más. “Soy también vicario parroquial en O Barco y como Don Tomás pasa de 80 años y tiene otras dolencias, estoy haciendo yo todos los entierros para que él no salga de casa”, ha concluido.

Cabe destacar que Sanidad establece, en referencia a los entierros, que las funerarias tampoco podrán realizar prácticas de tanatoestética, intervenciones de tanatopraxia, ni intervenciones por motivos religiosos que impliquen procedimientos invasivos en el cadáver a personas fallecidas por Covid-19. Así lo confirman desde la Funeraria Santa Rita de O Barco que subraya la prohibición de los velatorios.



Así, una vez que una persona fallece, los servicios fúnebres recogen el cuerpo en el lugar en el que este y lo dejan en cámara hasta que se le dé sepultura. Además explican que no es obligatoria la incineración pero sí que, dentro del féretro, el cuerpo está en un sudario estanco tras haber recibido una solución de agua y lejía. “Y no tenemos que esperar 24 horas para celebrar la inhumación”, detallan.

“Nosotros tomamos muchas medidas de seguridad. Aparte de los equipos de protección que ya teníamos, nos equipamos con mascarillas, gafas y guantes de protección”, confirman tanto desde la funeraria Santa Rita como Canuto.

Sacramentos con iglesias cerradas

Daniel Pérez confirma que, desde el cierre de las iglesias para evitar contagios, han sido varios fieles los que se han puesto en contacto con ellos. “Les decimos que sigan las misas que se retransmiten por la radio y por la televisión. Hemos tratado de orientarles espiritualmente a seguir los sacramentos de esta forma”, ha detallado Daniel Pérez.

El párroco se ha querido dirigir a los fieles animándoles. “Vamos a salir de esto más fuertes y más humanos. Debemos abrir las puertas a la esperanza que es la visión de la fe cristiana”, ha concluido.  

Entierros sin apenas familia y con mascarilla