Este 25 de noviembre está marcado en los calendarios por conmemorar el Día Internacional contra la Violencia de Género. Una lacra con la que se lucha de forma intensa pero que, por desgracia, continúa presente en nuestras vidas. El Centro de Información a la Mujer y con el programa VioGén de la comarca actualmente protege a 15 mujeres. Dos de ellas están en riesgo medio, cuatro en bajo y nueve, en no apreciado. De la mano de Iria Fernández, del Centro de Psicología Resilencia, hablamos sobre algunos de los aspectos fundamentales de este problema social.
«Es frecuente que las personas que sufren violencia de género no sean capaces de denunciar», explica la psicóloga. Esto se debe, generalmente, «al miedo de posibles repercusiones para ellas o sus seres queridos, la presencia de incredulidad o la creencia de que no van a ser apoyadas». Tampoco es infrecuente «que las víctimas se sientan culpables o responsables de la situación o que teman producir dolor en otras personas como por ejemplo, ante la presencia de hijos».
Es necesario tener en cuenta que la Ley define la Violencia de Género como "Todo acto de violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia. (…)".
Rasgos del agresor
Estas personas suelen tener una buena imagen pública; sentimientos de inferioridad y baja autoestima; motivación por el poder; estereotipos de género; bajo nivel de asertividad y empatía; relaciones de dependencia y celos; inestabilidad emocional e impulsividad; narcisismo; tendencia a minimizar la violencia o culpabilizar a los demás y una alta capacidad de manipilación.
Tipos de violencia
Cabe destacar que dentro de la violencia de género hay muchos tipos. Existe violencia física, psicológica, sexual, económica, patrimonial, social y vicaria.
Y dentro de ella, hay una seria de ciclos que se repiten. Existe una fase de calma, una de acumulación de tensión, la explosión de la tensión y una última, denominada "luna de miel". «Al principio, acostumbra a ser la fase responsable de que la víctima se mantenga en el ciclo pues en ella el agresor inicia una serie de conductas compensatorias para demostrar a la víctima que lo siente y que no volverá a pasar más. Esto hace que la víctima vea también la parte positiva del agresor y queda atrapada en reflexiones acerca de cómo conseguir que esta parte aparezca más frecuentemente».
Aquí puedes conocer muchos más detalles sobre la violencia de género:
