El acto ya está preparado. Este viernes el concello de Vilamartín de Valdeorras y el Instituto de Estudios Valdeorreses, IEV, se pondrán de largo para celebrar, a las 11.00 horas, una ofrenda floral en el monolito en el que se encuentran los restos del abad Ruiz de Padrón. A continuación, tendrá lugar el nombramiento de Valdeorrés Ilustre en la Casa Consistorial.
Pero, ¿quién era Ruiz de Padrón y por qué se le homenajea en Valdeorras si nació en Canarias? La respuesta corta sería porque este religioso, político e intelectual fue el impulsor de que la comarca se levantará contra la invasión francesa.
La respuesta larga comienza en 1757 cuando nace Antonio José Ruiz de Padrón en La Gomera. Ya vestido con el hábito franciscano, y habiendo sido nombrado sacerdote, llego a Filadelfia donde se codeó con Benjamín Franklin y George Washington. Una de sus apariciones más recordadas en el lugar fue el sermón que pronunció sobre la supresión de la Inquisición. No es baladí este viaje en el resto de su trayectoria vital, porque justo llego al lugar en el que se había fraguado la independencia norteamericana.
Tras acudir a la Habana (donde criticó la esclavitud), viaja a Madrid para dejar el hábito franciscano pero sigue siendo sacerdote. De este modo, visita Italia y a su vuelta, en junio de 1802, toma posesión de la parroquia de Quintanilla de la Somoza, diócesis de Astorga. Pero pronto se convoca oposición la silla abacial de Villamartín de Valdeorras a la que concurren 108 aspirantes. El gran número de candidatos es debido, tal y como relata Antonio Castro Voces, “a que era muy apreciada, no solo por las rentas que tenía, sino también porque era una especie de trampolín para poder optar a lugares de más prestigio”.
Pero Ruiz de Padrón gana el concurso, con tal brillantez, que el Tribunal le otorga desde entonces el título de “Doctor en Teología”. De este modo, Antonio Ruiz de Padrón llegó a la abadía de Vilamartín el 23 de agosto de 1807.
Guerra de la Independencia
Menos de un año más tarde, estalla la Guerra de la Independencia donde se erige como organizador y colaborador de las fuerzas de oposición. Llega a dirigir un hospital para heridos de guerra, donde también da asilo a franceses heridos. “Demostra o amor por esta terra porque participa activamente en defensa dos nativos do val, é un máis nas famosas escaramuzas dos célebres curas guerrilleiros de Valdeorras, nos grupos de defensa e alarma que se crean nas parroquias. Ten ademáis unha estreita relación cos monxes do convento de Correxais que se distinguen polo seu idealismo liberal que é ben visto e compaxina perfectamente co ideal que defende Ruiz de Padrón”, señala Castro Voces.
Mientras la guerra continuaba y los mismos que defendían a Fernando VII les llegaban aires de libertad, se convocan las Cortes de Cádiz en 1811 a las que Ruiz de Padrón es elegido como diputado.
Allí pronuncia varios discursos relacionados con el liberalismo como el voto de Santiago, su más famoso discurso contra la Inquisición y otro más titulado Apéndice. Todos ellos se imprimieron varias veces pues causaron enorme sensación gracias a los aires de libertad que llegaban a España.
Su gran trabajo intelectual, con intensas vigilias, dañó su salud y pidió licencia en junio de 1812 para volver a Valdeorras, aunque primero paro en Madrid durante unos meses.
Encarcelado
Mientras los aires de libertad fueron apagados con la vuelta de Fernando VIII, a quién todos habían defendido y quien restableció el absolutismo, suprimiéndose lo logrado en las Cortes de Cádiz y restableciéndose la Inquisición.
La iglesia a la que pertenecía Ruiz de Padrón y servía no le iba a perdonar sus escarceos con las ideas liberales y el obispo de Astorga, Manuel Vicente Martínez inicia un proceso contra él, acusándolo, entre otras cosas de liberal y de socorrer a los franceses.
Así todo se defiende, es encarcelado en el Seminario de Astorga y moralmente se desmorona al ver el país de nuevo envuelto en ideas y estamentos caducos y retrógrados. Es condenado a reclusión perpetua en el Convento Cabeza de Alba, él recurre y es absuelto de todo cargo, pues consigue desmentir punto por punto las acusaciones, por lo que puede volver a Vilamartín.
En 1820, con el Trienio Liberal y el restablecimiento de la Constitución se convocan de nuevo las Cortes, esta vez en Madrid, y a él se le elige como representante de Canarias y Galicia. El 23 de agosto de 1820, tratándose en las Cortes de la supresión de los diezmos, presentó un discurso favorable a esta contribución religiosa pues estimaba que era necesaria su permanencia como medio de subsistencia de las clases humildes del país, que él conocía tan bien a través de su experiencia pastoral de muchos años en Valdeorras.
Nombrado maestrescuela de la Catedral de Málaga, apenas hizo nada en su nueva dignidad, pues sintiéndose enfermo, pidió licencia para ir a Galicia, falleciendo en Villamartín de Valdeorras el 8 de septiembre de 1823.