
Entre historia, naturaleza y cultura, se alza sobre el río Navea un puente de un solo arco, testigo del paso del tiempo y del tránsito de generaciones. Utilizado en otro antaño como ruta comercial y de comunicación, hoy destino ideal para quienes buscan una escapada que combine paisajes impresionantes con un viaje al pasado.

Esta emblemática estructura de origen romano, que luego fue modificada en la Edad Media, marca el paso del antiguo Camino Real y une San Xoán de Río y A Pobra de Trives. El viaducto milenario, guarda historias del tránsito imperial, comercio medieval y la huella de la Orden de Malta, que controlaba el estratégico paso del «pontádego».

Como parte de la vía XVIII del Itinerario de Antonino, trazada en el siglo I entre Braga y Astorga, el puente conserva restos romanos, como sillería almohadillada y vestigios de anclajes de hierro, lo que le otorgó máxima protección en el Inventario de Pontes Históricas de Galicia.

Reconstruido en la Edad Media, su ubicación fue relevante en rutas de peregrinación a Santiago, evidenciada por una capilla cercana con la cruz de Malta, la capilla de La Encarnación. El puente medieval, de un solo vano apuntado de 18,5 m y 4 m de ancho, destaca por su mezcla de historia y funcionalidad.

Su estructura de piedra, perfectamente integrada en el entorno natural, ofrece una vista incomparable del cañón que forma el río, un espectáculo de la naturaleza que varía con las estaciones: el verdor intenso del verano, los tonos ocres del otoño y la serenidad del invierno.

Cruzando el puente y adentrándonos en el sendero, nos encontramos con un paisaje que parece sacado de una leyenda. El río Navea, que discurre formando un estrecho valle, nos guía hacia la aldea de A Ponte Navea, desde donde comienza una subida hacia el mirador de Pena Folenche, un enorme bolo granítico que ofrece vistas panorámicas incomparables. Según la tradición, este mirador guarda un tesoro en su interior, añadiendo un toque de misterio al entorno.

Caminando entre bosques de robles y castaños, la naturaleza se despliega en todo su esplendor. Los «Sequeiros», construcciones tradicionales para secar castañas, aparecen como testimonio vivo de la importancia histórica y cultural de este fruto en la zona. En otoño, el paisaje se tiñe de dorado, con las hojas caídas de los castaños, creando un manto mágico bajo la luz del sol.

Al recorrer el antiguo Camino Real, cada paso nos conecta con la historia. Miliarios romanos, restos de antiguas delimitaciones de conventos y estructuras medievales nos recuerdan el esplendor pasado de estas tierras. Sin embargo, la caminata también invita a reflexionar sobre el presente, marcado por la despoblación y el abandono del mundo rural.

El Puente Navea y su entorno es una experiencia que entrelaza historia, naturaleza y tradición en una caminata inolvidable. Déjate envolver por su magia y descubre este rincón de Terras de Trives.
