«Si tengo una chica y me dice que quiere aprender a labrar, sin problema. Pero no lo hacen. No han tenido nunca aspiraciones»
Desde el año 1987, Tita Fidalgo dirige Pizarras Proinor, un puesto que en la comarca, por lo general, no ocupan mujeres. Hoy, a sus 67 años, esta amante de la pintura echa la vista atrás y recuerda que su padre fue un pionero en la zona y como le decían que estaba «loco» por poner a su hija a trabajar en la losa. No ha sido un recorrido fácil, pero para esta empresaria lo más importante es la ambición.
Fidalgo se encontraba cursando 3º de Filología francesa cuando regresó a Valdeorras para trabajar con su padre en un mundo donde predominaban los hombres. «Nunca tuve ningún problema con los trabajadores. A lo mejor, al principio, intentaron torearme un poco. Pero no los empleados, sino los que venían de fuera». Recuerda como en una ocasión, mientras buscaban a una persona para incorporarse a la empresa, «llegó un chico que me dijo que si le ayuda a conseguir el puesto, me invitaba a una cena».
En el sector tan solo el 23% de los miembros de las plantillas son mujeres. En Proinor, los puestos que ocupan son los de embaladoras y cortadoras. «Para mi, el de embaladora, es el puesto más duro. Pero si tengo una chica y me dice que quiere aprender a labrar, sin problema. Pero no lo hacen. Creo que están más cómodas en ese puesto. No han tenido nunca aspiraciones». Eso sí, su confianza en ellas es pleno, algo que se demuestra cuando entramos en su oficina, en donde la mayoría de los puestos de importancia, como el de economista o el de Jefe de Calidad, están ocupados por féminas.
«Mi padre siempre nos consideró iguales»
Fue su padre, Baltasar Fidalgo, quien dejó a Tita al cargo de la empresa. «Yo he tenido suerte porque mi padre, para la época, supo decir que para él eran igual los chicos que las chicas. En otras empresas querían que los hombres trabajasen y buscar un buen matrimonio a las mujeres». Aún recuerda como le costó hacerse valer de cara al exterior, pero no en su núcleo familiar.
Así conciliaba la familia y la empresa
La empresaria tiene 5 hijos a los que crió mientras dirigía la empresa. «La ventaja que tenía es que yo entraba a las 9.15 horas y los dejaba en las monjas antes. Comían en el comedor y luego, la chica que tenía en casa, los iba a buscar. Ya después me tocaban baños, cenas...». Fidalgo considera que el problema está en que ahora hay demasiadas quejas. «Antes, el marido no te ayudaba en casa, al menos el mío».
Otro problema, según nos confiesa, es que las madres también eran machistas. Nos cuenta como cuando se casó, al principio, «mi marido llegó y tiró los zapatos. Al día siguiente me preguntó si no los había limpiado. Pero la igualdad que hay ahora no creo tampoco que sea conseguida por tanto movimiento feminista. A mi me gusta, pero no exagerado».
«Tienes que tener un puesto por tu valía»
Para Tita Fidalgo, la ley de cupos no es adecuada. Considera que cada uno debe tener el puesto que se merece por su valía. «Si vales, hazte oír y defiéndete. Ojalá fuéramos el 80%, de mujeres, pero por habérnoslo ganado». Además, piensa que a lo largo de la historia las féminas no se impusieron para conseguir un empleo. «No sé si es porque les era más cómodo vivir de rentas, del sueldo del marido o de funcionarias. Pero, realmente, si te sientes capaz y vales, hoy puedes conquistar el puesto igual que un hombre».
Falta de aspiraciones
Como nos cuenta, en la empresa los trabajadores sí piden aprender, pero las mujeres no. «Vienen, hacen sus 8 horas y no quieren saber nada. A mi nunca ninguna chica me ha dicho que quiera labrar. Y sé que las hay en otras zonas, pero si ellas no quieren.... incluso he tenido que forzarlas en alguna ocasión para que comenzasen a ser enlaces sindicales», sentencia.
Si desea escuchar la entrevista completa a Tita Fidalgo, pinche en el siguiente enlace:
