
El Centro de Día ha adaptado todos los protocolos para que el regreso de los usuarios sea seguro
El pasado 15 de julio, tras meses de incertidumbre, el Centro de Día O Salgueiral reabría sus puertas con un amplio protocolo de actuación marcado para proteger a sus usuarios. Una regreso que, como explica Patricia López, «ha ido muy bien, peor ha sido muy duro. Con muchos nervios».
Y es que, aunque el protocolo estaba completamente implantado, «hay que hacerlo realidad con 10 personas. De ellas, tres nuevas altas». Hay que tener en cuenta que los usuarios de este centro pertenecen a esa población de riesgo por lo que toda precaución es poca. «Tenemos una presión añadida para que todo salga bien y no haya problemas».
Eso sí, la adaptación no ha sido sencilla. A la llegada, se tomala temperatura a cada usuario y se desinfectan los zapatos en un felpudo especial y las manos con gel hidroalcohólico. «Ya están casi adaptados pero les costó un poco los primeros días. Además, no me ven la cara con las mascarilla y la pantalla».
En el centro las cosas han cambiado y los usuarios, lo notan. Ya no se sientan todos juntos, sino que las mesas están separadas por un metro y medio de distancia. «También les he conseguido pantallas para ellos, que son ligeras y están mejor que con la mascarilla».
Pero a pesar de todos estos cambios volver al centro ha supuesto un beneficio para los antiguos y nuevos usuarios. «Muchas familias se dieron cuenta en el confinamiento de que había un problema. A la gente mayor hay que cuidarla y, cuanto más la estimules, tendrá un mejor vejez en todos los sentidos».
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