En Valdeorras, el vino no es solo una bebida; es la llave que abre las puertas a paisajes únicos, tradiciones centenarias y una forma de entender la vida. La Ruta do Viño de Valdeorras ha tejido en 2024 un puente entre su rica herencia y las miradas curiosas que llegan de fuera, ofreciendo experiencias que combinan el sabor de la tierra con la calidez de su gente.
Esta iniciativa, que agrupa a bodegas, restaurantes, alojamientos rurales, empresas de turismo activo y entidades públicas, tiene un objetivo claro: convertir Valdeorras en un destino imprescindible para quienes buscan algo más que vino. Aquí, cada actividad habla de una comarca que quiere ser descubierta y, sobre todo, recordada.
Hablamos con Joaquín Sánchez, presidente hasta el 13 de diciembre de la asociación Ruta do Viño para hacer balance de todos los actos organizados a lo largo de este 2024.
El año comenzó con fuerza llevando a Valdeorras hasta FITUR, la feria internacional de turismo. El documental Covas de Valdeorras, presentado en este gran escaparate, reveló al mundo un secreto bien guardado: las cuevas donde se elaboraba y almacenaba vino, un tesoro único en Galicia. La proyección también llegó a la Casa de Galicia en Madrid, consolidando el papel de estas históricas cuevas como emblema de la identidad de la comarca.
En febrero, la colaboración con el Clúster de la Pizarra de Galicia marcó un momento especial con el Túnel del Vino en A Coruña, donde vinos y pizarra se unieron para destacar los pilares económicos de Valdeorras.
Tradición que evoluciona
La primavera trajo la Festa da Inxerta en Vilamartín, una celebración que rescató el arte del injerto de viñas, complementada con exposiciones fotográficas y talleres que conectaron a los asistentes con la tradición vitivinícola local.
Otra de las actividades más originales fue Viños de Película, celebrada en el atrio de la iglesia de San Esteban, en A Rúa. Bajo el cielo estrellado de verano, los asistentes disfrutaron de cinco escenas icónicas del cine donde el vino era protagonista.
Cada proyección estuvo acompañada por una cata cuidadosamente seleccionada que permitía a los participantes conectar el sabor del vino con las emociones y el contexto de la escena. Esta combinación de cultura, arte y enología convirtió el evento en una experiencia inolvidable.
Más que vino: experiencias que conectan
Las Portas Abertas en mayo y junio permitieron a cientos de visitantes recorrer bodegas, disfrutar de catas y sumergirse en la cultura local. Como parte de la promoción de estas jornadas, a finales de marzo, una veintena de bloggers e instagramers especializados en enogastronomía y viajes, con más de un millón de seguidores en conjunto, visitaron Valdeorras.
Durante su estancia, realizaron un paseo en bicicleta eléctrica por la ribera del embalse de San Martiño, entre A Rúa y Petín, visitaron bodegas, los viñedos y lagares de Larouco acompañados de un arqueólogo, y exploraron el Santuario Barroco de las Ermitas y las Cuevas de Seadur.
En otoño, el Paseo entre Viñedos transformó los paisajes rojizos de la garnacha tintorera en un espectáculo natural que maravilló a los asistentes. La cuarta edición de la BTT Ruta do Viño ofreció a 167 ciclistas la oportunidad de explorar la comarca mientras disfrutaban de vino y gastronomía al final de la jornada. Y, para los más curiosos, las Catas Express promovieron el intercambio de vinos entre distintas localidades de Valdeorras, reforzando el sentido de comunidad en la comarca.
El conocimiento también tuvo su espacio en 2024, con cursos de cata especializados organizados junto al Consello Regulador y encuentros con periodistas alemanes interesados en descubrir el alma de los vinos de Valdeorras.
Un futuro con sabor a Valdeorras
A pesar de contar con un presupuesto ajustado, las más de 20 actividades realizadas este año son una muestra del ingenio y la pasión de quienes forman parte de esta Ruta. Joaquín Sánchez, su presidente, lo resume con claridad: «Queremos que quien venga, se lleve un pedacito de Valdeorras en el corazón. Y que vuelva».
Con cada propuesta, la Ruta do Viño de Valdeorras deja claro que su riqueza no se limita a la tierra ni a las copas, sino que reside en la experiencia de vivir esta comarca única.
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