La segunda edición de la Festa da Matanza de Rubiá confirmó este domingo su consolidación al reunir a 535 personas, una cifra que duplica la asistencia registrada en su primera edición. El notable incremento de participación obligó a la organización a trasladar el evento de la plaza del Concello al pabellón municipal, un espacio con mayor capacidad para acoger a vecinos y visitantes.
Entre los asistentes se encontraba la corporación municipal, acompañada por el delegado de la Xunta en Ourense, Manuel Pardo, quien quiso mostrar su apoyo a una fiesta que nace con el objetivo de revivir una de las tradiciones más arraigadas en la localidad y que, con el paso del tiempo, se estaba perdiendo.
La matanza del cerdo fue durante décadas una costumbre esencial en Rubiá, especialmente durante el puente de la Constitución, cuando se concentraba la mayoría de estas prácticas. Sin embargo, diversos factores contribuyeron a su declive: el cambio climático, que ha suavizado las temperaturas; el trabajo y esfuerzo que implicaba; la falta de relevo generacional y la escasez de tiempo en la vida actual. Por ello, el Concello decidió recuperar esta festividad, entendiendo que representa una oportunidad para disfrutar de la gastronomía tradicional y fomentar la convivencia.
Así, al mediodía de este domingo 7 de diciembre, el pabellón municipal de Rubiá presentaba un ambiente festivo y lleno, con 535 personas degustando un completo cocido de matanza. Como primero se sirvió sopa, y como plato principal, carne de matanza —chorizo, lacón, oreja y pata— acompañada de repollo y cachelos. Para beber, no faltaron el vino, el agua y los refrescos; y como postre, la tradicional torta de roxois, además de café y licores.
El final de la celebración llegó con un sorteo de varios lotes de productos típicos de la matanza, algunos vinculados a la propia entrada y otros a las rifas vendidas por los niños con el objetivo de recaudar fondos para el CEIP Virxe do Camiño.
