
En Salgueiral Centro de Día nunca han sabido estarse quietos. Su directora, Patricia López, lo reconoce entre risas: «Me he tirado a la piscina, como siempre, pero es que merecía la pena». Lo dice al hablar del nuevo proyecto en el que se ha embarcado junto a su equipo: la Atención Centrada en la Persona (ACP), un modelo de cuidado que cambia la forma de entender el trabajo con las personas mayores.
Patricia descubrió la ACP hace unos meses, en un curso de dirección en Santiago. «Yo había leído algo, pero no había profundizado tanto. En una de las sesiones lo presentaron y pensé: esto lo tengo que implantar en mi centro. Esto no es un curso más, es un proyecto de vida para el equipo». Así, decidió poner en marcha una formación de largo recorrido: cinco sesiones presenciales, repartidas a lo largo de un año, que permitirán a Salgueiral Centro de Día interiorizar y aplicar esta metodología.
No es un reto menor. «Para un centro pequeño como el nuestro, es un coste», reconoce. Pero enseguida matiza: «Lo vivo como una inversión. Invertir en saber, en ser mejores profesionales y en dar más calidad de vida a nuestros usuarios».
Quienes conocen el día a día de Salgueiral saben que la cercanía, la escucha y el respeto llevan tiempo siendo su sello. «Muchas cosas ya las hacíamos, porque creo en este sistema de trabajo», admite Patricia. «Pero ahora lo vamos a profesionalizar, a llevarlo a otro nivel de calidad, de asistencia y de saber hacer».
Cuando las rutinas se personalizan
La ACP no se mide en grandes discursos, sino en pequeños gestos cotidianos que cambian la experiencia de cada persona. Patricia lo explica con ejemplos claros. En muchos centros, las actividades se organizan con horarios cerrados para todos: gimnasia a las 11.00, manualidades a las 12.00, comida a las 13.00. «Eso funciona, sí, pero no siempre respeta los gustos y ritmos personales. Con la ACP, las rutinas se adaptan. Si alguien prefiere desayunar a las 9.30 en vez de a las 8.30, puede hacerlo. Y no pasa nada».
La biografía también importa. «Si Manuel fue agricultor, no tiene sentido forzarle a hacer manualidades. Lo que le motivará será pasar un rato en el huerto o hablar de plantas. Si Antonio disfruta leyendo el periódico, ¿por qué impedirle hacerlo a una hora concreta? Y si a Carmen le apasiona la música, lo lógico es invitarla a elegir las canciones en el taller de memoria musical».
Son detalles sencillos, pero que cambian por completo la vivencia en el centro. «Se trata de que cada persona sienta que manda en su propia vida, aunque esté en un recurso asistencial», resume Patricia.
Un día cualquiera en O Salgueiral
Ese espíritu se nota también en la manera de relacionarse. Patricia empieza cada mañana saludando uno a uno a los usuarios: «Buenos días, ¿cómo habéis descansado?». A veces se sienta en el sofá a charlar, escucha una historia que ya conoce y sonríe como si fuese la primera vez. «Son parte de nosotros, y nosotros parte de ellos», explica.
No es casualidad que incluso los estudiantes en prácticas se contagien de ese ambiente. «Hace poco llegaron dos chicos de 17 años. Uno me dijo: “Patri, venía con miedo, pero aquí estoy encantado”. Eso me llena de esperanza en la juventud. Al final, se trata de acompañar, tanto a los mayores como a los profesionales que empiezan».
Respeto, cariño y dignidad
Para Patricia, la ACP se resume en una palabra, respeto. «Yo quiero que me traten como yo intento tratar a esta gente», dice con sencillez. Respeto a las decisiones, respeto a las biografías, respeto al derecho a decir que no. «Nuestros mayores son iguales que nosotros, con su historia de vida y su manera de ser. Nosotros solo acompañamos este tramo del camino».
El proyecto acaba de comenzar y durará un año entero, pero Patricia ya tiene claro el horizonte: «Esto es otro mundo. Estoy convencida de que va a ser fenomenal. Más de lo que ya hacemos, pero con una base más sólida. Queremos dar un paso más».
¿Qué es la Atención Centrada en la Persona?
La Atención Centrada en la Persona (ACP) es un modelo de cuidado sociosanitario que busca que cada persona siga siendo protagonista de su vida, incluso en situaciones de dependencia. Parte de la idea de que no todos tienen los mismos gustos, ritmos o biografías, y que respetar esas diferencias es esencial para garantizar su dignidad y bienestar.
En la práctica, significa escuchar, preguntar, adaptar y acompañar. Desde permitir que alguien desayune más tarde hasta ofrecerle actividades relacionadas con lo que fue y sigue siendo su pasión. La ACP sustituye la rigidez por la flexibilidad, y la rutina impuesta por la elección personal.