En Valdeorras, donde la llegada del invierno siempre trae consigo el deseo de reunirse, charlar y disfrutar alrededor de una mesa bien servida, Pazo do Castro se prepara para vivir unas de las Navidades más completas de los últimos años. La gerente del establecimiento, Montse Rodríguez, confirma que el ambiente festivo se respira ya desde mediados de noviembre: «Nos están pidiendo ya presupuestos, fechas, salones… tenemos salones privados para hacer comidas» explica, señalando que las cenas de empresa y las comidas de grupo se han adelantado este año.
El encanto del Pazo, su arquitectura señorial y su enclave privilegiado entre viñedos convierten cada reunión en una experiencia. Y para quienes prefieren la intimidad, la casa ofrece espacios reservados que permiten a los comensales disfrutar sin interrupciones: «Es La gente requiere estar en un salón independiente», afirma Rodríguez. Entre risas, reconoce que incluso «una cestita a la entrada para dejar los móviles» sería un buen recurso para preservar la confidencialidad de las reuniones más animadas.
Con cuatro menús diferentes y opciones adaptadas a cada presupuesto, Pazo do Castro busca que nadie quede fuera de la celebración. Una de las propuestas más originales llega el 20 de diciembre, día para el que han organizado una gran cena-fiesta conjunta, especialmente pensada para autónomos o microempresas: «Para las empresas que son pocos, para que se sintieran un poco arropados hacemos una cena fiesta… yo creo que va a ser muy divertido», destaca la gerente. Aunque predominan los grupos numerosos, todavía quedan algunas plazas para mesas más pequeñas.
Los menús navideños mantienen la esencia tradicional que tanto gusta en estas fechas: «Sigue gustando mucho el marisco, el cabrito, el pescado… a la gente no le importa gastar un poquito más y celebrar con un buen menú», señala Rodríguez. Pero el Pazo también piensa en las familias que desean juntarse sin pasar horas en la cocina. Por eso han reforzado su servicio de comida para llevar, con una amplia carta que va desde entrantes fríos y canapés hasta pescados al horno listos para calentar, pasando por asados como la paletilla, el cochinillo o el meloso de cerdo ibérico. «Pueden llamarnos y les podemos preparar», comenta, subrayando que muchas abuelas ya no pueden asumir esas jornadas maratonianas de cocina, y que esta opción mantiene vivas las tradiciones sin renunciar a la comodidad.
Pazo do Castro también se consolida como punto de encuentro para quienes regresan «a casa por Navidad». Tanto en verano como en invierno, el establecimiento es un clásico para las familias que se reúnen a celebrar, comer y brindar. Y además de las comidas de Nochebuena y Navidad, la casa prepara su ya mítica cena de Fin de Año, con baile, fiesta, barra libre, alojamiento opcional y un brunch al día siguiente que se ha convertido en una tradición, «muchos platitos apetitosos… empezamos el desayuno a las doce o doce y media y lo alargamos hasta las cuatro», explica Rodríguez. Cada año más vecinos comienzan el nuevo año allí, sin prisas y sin madrugones.
La gerente reconoce que 2025 ha sido un año duro para el sector: «A la hostelería de Valdeorras nos tienen que dar un empujón. Estamos acabando el año un poquito bajos de ánimo», admite. Pero también cree firmemente en la fuerza de la comunidad: «Entre todos yo creo que podemos salir adelante». Por eso invita a celebrar, a reunirse, a brindar y a llenar los salones «bien bonitos» del pazo, donde el ambiente cálido y el servicio profesional contribuyen a que cada encuentro sea memorable.
Con capacidad para 140–150 personas en Fin de Año, precios especiales para niños y reservas abiertas para todos los eventos —incluida la cena de Reyes—, la gerente recuerda que las solicitudes deben hacerse con unos días de antelación para garantizar disponibilidad. «Lo que nos falta es que venga la gente, que estamos encantados de recibirlos», afirma con entusiasmo.
Pazo do Castro cierra así el año con una apuesta clara: gastronomía cuidada, espacios únicos, tradición, confort y una atención familiar que convierte cada celebración en algo especial. Y en este diciembre que se abre paso entre luces y brindis, el pazo se reafirma como un lugar donde las historias de Navidad encuentran su mejor escenario.
Porque, al final, no hay mejor forma de celebrar que hacerlo juntos, en un lugar que invita a quedarse.
