Después de un año cerrado por motivos personales, Bake Bliss vuelve a levantar la persiana. Su propietaria, Inaya María, lo resume sin rodeos: «Es lo mío, es lo que se me da bien; al final la cabra siempre tira al monte».
Tras su maternidad, ha decidido regresar, pero con un enfoque claro: solo pastelería. Antes el negocio combinaba cafetería y obrador, ahora la apuesta es firme y sin distracciones. «Quiero profesionalizarme muchísimo más. Todo mi tiempo tiene que estar centrado en la pastelería, porque es lo que realmente me gusta», comenta.
Si algo quiere remarcar Inaya es la esencia artesanal de lo que hace. «Hago tanto los bizcochos como las cremas. Me parece muy importante porque la gente cuando prueba algo mío dice: “cómo se nota que esto es casero”». Cada producto lleva horas de trabajo, precisión en el peso y cariño en cada paso.
Entre sus especialidades destacan las cookies estilo New York, la tarta tradicional de queso al horno, la carrot cake, la red velvet y la tarta de vainilla con fresas y nata, una de las favoritas de su clientela.
Además de sus elaboraciones estrella, Bake Bliss ofrece tartas personalizadas, tanto en sabor como en diseño. Solo pide dos días de antelación para organizarse, porque trabaja sola y todo lo elabora ella misma. Aun así, en casos muy excepcionales, si alguien llega un domingo con una urgencia, Inaya se adapta: «Si me vienes a las 10:30 y quieres una tarta para las dos, rapidísimamente te la hago, no tengo ningún problema».
La pastelería se mueve rápido y ella lo sabe. Cada semana surgen nuevas tendencias y no se queda atrás. «Ahora salió una crunchy que estuve viendo ayer… pues nada, a hacerlo esta semana y sacarlo». Adaptarse, escuchar y mejorar forman parte de su día a día.
Bake Bliss ofrece desde brownies, cookies de diferentes sabores, tartas enteras y porciones, hasta hojaldres de crema o nata, tarta de manzana y un surtido pensado para todos los públicos. «Antes estaba más cerrada a la gente joven, pero ahora tengo tanto para ellos como para quienes prefieren lo tradicional».
Después de un año dedicada a su hija, este regreso ha sido también un aprendizaje. «Estoy empezando a aprender porque antes, con la cafetería, era muy difícil estar a todo. Llevo solo un mes abierta y sigo adaptándome». Su convicción es clara: es mejor hacer una sola cosa y hacerla perfecta.
En esta nueva etapa, Inaya atiende en el mismo local, en la calle Doctor Pérez Lista, 11 Bajo, donde abre de martes a viernes de 10:00 a 13:30 y de 16:00 a 18:30, y los sábados y domingos de 10:00 a 14:00. Todo lo que sale de su obrador —desde bizcochos hasta planchas de hojaldre— se elabora el mismo día, porque la frescura es, para ella, un sello irrenunciable.
Antes de despedirse, lanza una invitación sencilla: «Que vengan a probar un cachito de tarta o lo que quieran. Hay de todo, para todo tipo de gente».
