























La visión de un niño, y después de un mozo, de las fiestas del Cristo han sido las palabras encargadas de abrir los días de festejo en O Barco. El barquense Julio Mourelo aceptó la invitación del equipo de gobierno, y en la noche de este miércoles, subió al escenario para dar el pistoletazo de salida a los días de fiesta.
Trabajador jubilado de banca, Mourelo ha trabajado y colaborado a lo largo de su vida con diferentes entidades que le han llevado a ser director del coro de Viloira, tesorero de la cofradía Jesús Nazareno, del Orfeón Valdeorrés y del Casino y, en los últimos años, director de Cáritas Valdeorras.

Comenzó bromeando, recordando que los pregoneros eran quienes recorrían las calles, armados con un cornetín, para anunciar el programa festivo. Su contrariedad fue que antes, el alcalde Alfredo García y la concejala Margarita Pizcueta lo narraron a los medios de comunicación, “Asi que, ¡quedei sen parte do meu traballo!”.
Mourelo no quiso olvidar, en su discurso, a todos aquellos barquenses que dejaron la villa pero que volvían puntualmente para celebrar la fiestas del Cristo pero que ahora “nos deixaron para sempre, ou que o seu estado de saúde non lle permite desprazarse”, destacando que siguen presentes en el corazón del resto de los vecinos.

Después sus palabras le llevaron a los años 50 y 60 cuando, siendo niño y adolescente, vivió en la rúa San Mauro (la calle oscura) y en la rúa Real donde jugaba sin preocupaciones. “Ao Marrachace, as bólas (ou canicas), os santos (non os da Igrexa), o futbol, o baloncesto, a billarda e, si eramos “manitas”, facendo os nosos propios xoguetes”, señaló. Como era de esperar, el río Sil que vertebra la villa también estuvo en los recuerdos de Mourelo, desde la caída del puente de San Fernando hasta los baños de los más pequeños con las jornadas pasadas en familia.
Cristina de la Torre ejerció de maestra de la ceremonia del pregón:
La creación de la rondalla “Airiños de O Barco” junto a su primo fue uno de los momentos álgidos del pregón “En O Barco, daba a rolda da noite de San José aos Pepes e Pepitas e, nas Festas de O Cristo, acompañaba á Raíña e ás súas damas de honra na carroza que se facía a tal fin.”, destacó el pregonero quien también señaló las verbenas en la sala de fiestas La Casuca, entre otros.

Los recuerdos de la fiesta de O Cristo se sucedieron ágilmente en el discurso de Mourelo quien señaló su trabajo en la churrería familiar, las luces que indicaban la fiesta, las bandas militares, Os Trinta de Trives, la solemnidad de la procesión, los fuegos artificiales, las lanchas del “Gallufo”, los helados de Agustín, los pasteles de O Xuiz, los barquillos de Julio o un carrusel venido desde Villafranca del Bierzo.
O amigo de Julio, Blas Ezeizar, presentando al pregoenero:
Con la adolescencia llegaron los primeros bailes, en los que Julio Mourelo puso empeño para que sus padres el adiestraran en el arte de la danza, de la que salió con nota alta. “Daqueles bailes, saíron moitos matrimonios e o meu, foi un deles e que xa dura 54 anos”, puntualizó.
Pregón completo de Julio Mourelo:
Pero las fiestas del Cristo eran mucho más: eran estrenos de cine, partidos de fútbol, tiro al plato o campeonatos de bolos entre otros. “Mención especial merece, o Descenso Internacional do Sil, que grazas ao apoio e esforzo de persoas entusiastas desta disciplina deportiva, fixeron posible este evento tan especial (…)Quero facer un recoñecemento a Alfredo Fernández Fernández que, a pesar da sua cegueira, foi un loitador incansable na posta en marcha de esta actividade”.

Recordando cómo, con el paso de los años, la villa y las fiestas fueron creciendo y cambiando de ubicación y tradiciones, Mourelo invito a todos los presentes a disfrutar “abrazádevos, bailade, cantade, ride e, hasta tomade un “chanqueiro” señaló para finalizar con un ¡Vivan as festas do Cristo 2023!

Entrega de obsequios por parte del concello y chupinazo: