jueves. 28.03.2024

Galicia ha decretado el cierre cautelar de los fisioterapeutas

pero el Estado de Alarma les permite continuar abiertos; sin clientes, sin

ayudas sociales y sin medidas de protección  

“Estamos en el desamparo total”. Así define su situación Cristina Suárez Fraga, de Fisioterapia ECOM. Y es que el estado de alarma determinó que los centros de fisioterapia no tenían obligación de cerrar mientras que la Xunta de Galicia decretó, el pasado 20 de marzo la suspensión cautelar.  Unas medidas que se contradicen y que ha dejado a estos profesionales en una especie de tierra de nadie, sin medidas de protección y sin ayudas sociales ante un cierre no regularizado pero inevitable.

Cristina Fraga se une así a la petición de diversas organizaciones y colegios, como el Colexio Oficial de Fisioterapeutas de Galicia. Los profesionales declaran que, ante esta situación de alerta sanitaria, no se puede garantizar la asistencia segura a los pacientes, ya que las intervenciones implican un contacto directo. “En mi centro atiendo, sobre todo, a personas mayores, niños y enfermos de silicosis. Es un foco de contagio”, destaca la profesional aludiendo a que, además, no cuentan con medidas de protección, “porque no hay”. “Según un artículo reciente del New York Times, los fisioterapeutas, como colectivo, somos el tercer foco de trasmisión, y el riesgo es aún mayor en el caso de la Fisioterapia Respiratoria”, destaca la profesional.

En Fisioterapia ECOM durante las dos primeras semanas del mes de marzo ya trabajaban con mascarillas pero, finalmente, el día 16 decidieron cerrar para evitar posibles contagios tanto de los profesionales como de los pacientes. “El pasado viernes, día 20 presentamos un ERTE pero todavía no nos han contestado”, destaca Cristina quien cuenta con un empleado. Su preocupación es que el Real Decreto del Gobierno Central y el dictamen de la Xunta de Galicia se contradicen, por lo que desconoce si se lo aceptaran.

“Tenemos que cerrar por responsabilidad pero no podemos ampararnos en ninguna ayuda”, subraya. “Antes del estado de alarma no había material sanitario, y además estaban a precios desorbitados. Cajas de 50 mascarillas quirúrgicas que no llegaban a 5 euros costaban 50”, apunta añadiendo que ahora no hay ni mascarillas, ni guantes, ni gafas...

La mayor parte de los centros de fisioterapia de la comarca han cerrado sus puertas para preservar la salud de los pacientes y también la suya. Pero que el Real Decreto indique que pueden continuar abriendo provoca una indefensión a la hora de poder acceder a las medidas que determine la Consellería de Sanidade, tal y como recuerdan desde el Colexio Oficial quien ha pedido al Consejo General de Colegios Fisioterapeutas de España que formule al Ministerio la solicitud de cierre.

Una situación caótica para un sector en el que, la mayor parte, disponen de centros privados con empleados y que, sin clientes y sin ayudas, están abocados a un futuro incierto.

Fisioterapeutas en el limbo del coronavirus