viernes. 20.06.2025

Isabel Gavela: «Dulce es la excusa para mostrar la trata de esclavos en las colonias españolas»

Desaparecida en Siboney, de Rosario Raro, une la historia de la Cuba colonial y la Barcelona industrial de finales del s. XIX

Como todas las ocasiones en las que se desarrolla una conferencia programada por la Asociación Vagalume Valdeorras, la del pasado miércoles día 8 de mayo también dejó huella en la lista de cinco libros más leídos de Librería Praxis, y colocó en primer lugar a uno de los libros del conferenciante José María Toro:

1.- Educar con co-razón. José María Toro.

2.- El último barco. Domingo Villar.

3.– La sospecha de Sofía. Paloma Sánchez-Garnica.

4.- El eco de la piel. Elia Barceló.

5.- Madera de savia azul. Jose Luis Soto

En esta ocasión, Isabel Gavela se ha fijado en la novela de Rosario Raro, Desaparecida en Siboney. Y, como en las otras dos que han pasado por sus manos, trata un tema de calado social, en este caso, el comercio de esclavos en las colonias españolas. La novela se desarrolla en tres grandes escenarios: Cuba, Barcelona y un barco, el que transportará a uno de los personajes destacados de la acción de la historia. Estamos a finales del siglo XIX.



«En Cuba - en el seno de una familia adinerada - desaparece Dulce Sargal, y su marido Barlotomé Gormaz, no muestra interés alguno por saber qué es lo que le ha pasado a su mujer» relata Gavela. El matrimonio tiene una hija, «una mocita casadera llamada Romi que está muy preocupada porque su madre desaparece y nadie la menciona». Así que se apoya en su tío, Mauricio Sargal, un colono retornado a Barcelona, donde se está construyendo una mansión. «Desde Cuba Romi escribe a su tío pidiéndole que regrese para ayudarle a buscar a su madre, con la que estaba muy unido».



Ésta será, según cuenta Gavela, la disculpa para el desarrollo de la novela. «Su tío vuelve a Cuba para investigar la desaparición de su hermana», de la que nada se habla y que será el hilo conductor. «Mauricio dejará en la península a una persona con la que tiene gran amistad, Augusto Esmerla, un empresario catalán que se dedica a la confección de telas», relata Gavela, y explica que con él se explica el desarrollo de la primera cooperativa que quiere poner en marcha.



En Cuba, la trata de esclavos se desarrolla en profundidad, y Gavela da una pista, «Mauricio es un abolicionista». A lo largo de la novela, la escritora sabe entretejer historias paralelas que hablan de la realidad del momento, aportando ligereza a la historia principal y completando una labor de investigación patente en todo el relato.



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