viernes. 29.03.2024

En todo el mundo hay 35 millones de donantes de médula ósea y «hay muchos pacientes que necesitan ese trasplante para curarse»

Cualquier persona entre los 18 y 40 años del mundo que no padezca patologías previas puede salvar una vida donando su médula ósea. Un proceso sencillo que se basa en la recogida de células madre y que puede hacerse a través del torrente sanguíneo o con un pinchazo en el hueso de la pelvis. No conlleva a penas molestia pero sí una gran satisfacción en el caso de ser compatible con algún paciente con enfermedades como la Leucemia o cualquier linfoma.



Lo primero que hay que tener en cuenta es que no es lo mismo que la médula espinal. «Con eso hay mucha desinformación. La médula ósea es un tejido esponjoso que se encuentra en los huesos. Es la fábrica de la sangre», explica Raquel Iglesias, hematóloga en el Centro Universitario Hospitalario de Ourense.

Tampoco se toca la zona de la columna vertebral para extraer la células madre y ninguno de los dos métodos utilizados conlleva riesgo. El primero se realiza a través de la sangre periférica. Unos días antes de llevar a cabo el proceso, el paciente debe ponerse inyecciones «que estimulan a las células a salir al torrente sanguíneo. Una máquina centrifuga y selecciona. Lo sobrante vuelve de nuevo al cuerpo del paciente». La única molestia que podría conllevar son calambres ya que el donante debe estar 3 horas sentado en una silla.

En el segundo caso, «que es algo que no se suele hacer», la extracción se realiza directamente del hueso de la pelvis. En este proceso es necesario un ingreso hospitalario de entre 24 y 36 horas ya que se hace en quirófano con una anestesia general. «Es más latoso y puede producir más dolor en el lugar de punción. Mucha gente tiene miedo a que le dejen la médula vacía, pero para nada. Una persona sana la recupera en dos semanas».

En todo el mundo existen 35 millones de donantes, por lo que no son suficientes. Y es que lo complicado es encontrar la compatibilidad. Solo en 1 de cada 4 casos sirve un familiar. «Hay muchos pacientes que necesitan ese trasplante para curarse. En muchos casos no se consigue y acaban falleciendo».

Eso sí, antes de animarse a salvar vidas, hay que tener muy claro el proceso e informarse a través de páginas como la Fundación Josep Carreras. Una vez que entramos en el registro —previo análisis de sangre—, lo ideal es no echarse atrás y mucho menos, cuando nos llaman porque han encontrado un paciente compatible. «Donar médula es salvar una vida. Pero cuando comienza el proceso, el paciente se prepara para el trasplante. Si se detiene, le puede costar la vida. Hay que tener claro el compromiso».

Si desea escuchar la entrevista completa, pinche en el siguiente enlace:

«Donar médula es salvar una vida»