
El colegio Pablo VI, en A Rúa, cumple 60 años en medio de la vorágine que son las matriculaciones para el año que viene. José Fernández de Abajo, director del centro, es el encargado de explicar todas las posibilidades que ofrece este colegio tanto para los alumnos ya matriculados como para aquellos que estén pensando en hacerlo.
—¿Qué es lo que diferencia al colegio Pablo VI de otros centros educativos y cuáles son sus señas distintivas?
—Dentro de la oferta de centros concertados, ya no solamente en esta zona de Valdeorras, sino en la provincia de Orense, somos de los pocos centros, no sé si el único, que puede ofrecer la enseñanza desde infantil hasta bachillerato. Para los centros concertados, el mantener bachillerato, es complicado. El niño entra con tres años y puede llegar hasta el final acompañado siempre por un equipo que se conoce y que está implicado con el conocimiento de las familias.
Al ser un centro pequeño, nos hace ser un más familiar y cercano. Intentamos mantener un equilibrio eficaz entre la enseñanza tradicional y la enseñanza digital, esas nuevas tecnologías.

—Estamos en periodo de matriculación. ¿Cómo afronta el Colegio Pablo VI el futuro de la educación y, en particular, el de los alumnos que ya están ahora mismo en el centro?
—Ya he entrevistado a un montón de familias que en este período del 1 al 20 de marzo solicitan la admisión para el curso que viene. Para mantener esa atención personalizada con las familias, siempre procuro tener una entrevista, conocer de primera mano los problemas que el alumno puede tener antes de venir y no buscar la excelencia en el alumno que viene, sino buscar la excelencia en la oferta, en la atención que nosotros podemos darles.

—Desde el centro siempre hay una apuesta en el deporte, ¿cómo se materializa?
—Todas las iniciativas deportivas en las que se nos propone participar, ahí estamos presentes. Esta semana pasada hubo un encuentro aquí de Orientación Deportiva, un poco propiciado precisamente por nuestro profesor de Educación Física, que es un gran aficionado a esa actividad. Es una competición que es tremendamente interesante, no solamente a nivel deportivo, sino a nivel de orientación, conocimiento de mapas, conocimiento del entorno y la naturaleza. En este caso, el jueves irán a Manzaneda, los que quieran esquiar y los que no quieran esquiar, hacer una ruta. También estamos en el programa Xogade de la Xunta del deporte escolar.
Hoy día también, por desgracia, en muchos centros los profesores no se comprometen a viajar con los alumnos y mucho menos en un sábado. Aquí sí que lo tenemos clarísimo, el deporte es tremendamente necesario para una formación integral y para la salud física y mental de los alumnos.

—Deben generar las mejores condiciones para formar el futuro, tanto en espacios y dotaciones como en la metodología de todos sus alumnos. ¿Cómo orienta este tema el Colegio Pablo VI?
—La prioridad siempre es el bienestar de los alumnos. El espacio es privilegiado. Tenemos la diócesis de Astorga, otro colegio en Ponferrada, con una calidad de enseñanza buenísima, el colegio San Ignacio, pero con unas instalaciones muy reducidas. Y decíamos, qué suerte tenemos en la Rúa, que no estamos en el centro del pueblo, pero tenemos unas instalaciones privilegiadas en medio de la naturaleza, con todas las aulas orientadas al sol, patios impresionantes y jardines.
Ahora acabamos de instaurar el Punto Laranxa, que está la Xunta de Galicia promoviéndolo en todos los colegios, es una prevención del acoso escolar. No es que tengamos casos que hayan sido denunciables, pero bueno, ese problema siempre está en medio de donde hay comunidades humanas y más de niños y adolescentes.
Intentamos también favorecer un uso saludable y creativo de los medios digitales. Para nosotros muy importante la formación de los profesores, el participar ahora también unidos a la Asociación Vagalume en esa formación que dan también en todos estos temas de acoso, educativos para los jóvenes y adolescentes.

—¿Con qué servicios se pueden encontrar tanto las familias que están pensando en matricular a sus hijos en el Pablo VI?
—Tenemos el aula de madrugadores, viene un autobús todos los días desde O Barco, recoge Vilamartín y A Rúa. Por supuesto, tenemos también la residencia escolar, donde vienen muchos alumnos de la zona del Bierzo para quedarse toda la semana. Al tener el aula de madrugadores se permite acogida desde las ocho de la mañana.
Nuestro comedor tiene un menú equilibrado, saludable, casero, elaborado en la propia casa, en el propio colegio, con un cariño y una dedicación especial. Está el aula de estudio, que a muchos alumnos les viene fenomenal, porque es una mezcla de estudio guiado y casi podríamos decir unas clases particulares. La ventaja es que los propios profesores que van a examinar al alumno son los que dan ese apoyo, ese refuerzo y acompañamiento en el estudio. Si necesitan simplemente hacer tareas, van acompañados por un profesor, como pueden estar en la biblioteca, y si van a tener un examen. Después están las actividades extraescolares.

— Y ya para finalizar, me gustaría preguntarle a nivel personal de qué se siente orgulloso como director del Pablo VI.
—En primer lugar, de los alumnos. Quizá no rocen la excelencia académica, pero lo que nosotros buscamos es la excelencia humana. Lo que sí que es verdad es que puedo presumir y me siento muy orgulloso de los alumnos que tenemos porque no hay conflictos, no hay problemas graves, son dóciles a las indicaciones de los profesores para superar materias que les pueden resultar con alguna dificultad.
También de sus familias, a las que agradezco la confianza que ponen en nosotros. Podría decir que estoy también orgulloso de los exalumnos. Ahora que estamos celebrando el 60 aniversario, sí que vienen muchos de visita. Algunos porque son llamados para alguna actividad, otros porque les coincide de pasar por alguna cosa y todos dejan un poco su testimonio en nuestras redes sociales con ese agradecimiento a lo que el Pablo VI significó en sus vidas.
Y, como no, al equipo de profesores que es muy estable y muy comprometido con la tarea que tenemos entre manos. Así que bueno, pues hay muchas cosas de las que sentirse orgulloso como director del colegio Pablo VI.