
El incendio más grave del verano y de la historia de Galicia, comenzó el 13 de agosto en Larouco, parroquia de Seadur, y se extendió a diez municipios, la mayoría en Valdeorras: O Barco, O Bolo, Carballeda, A Rúa, Petín, Rubiá, A Veiga y Vilamartín, además de Larouco y Quiroga. Quedó extinguido ayer a las 13.23 horas tras arrasar 31.778 hectáreas (19.630 de monte raso y 12.148 de superficie arbolada).
A este se sumaron otros dos grandes fuegos: El de Oímbra y Xinzo de Limia, iniciado el 12 de agosto y extinguido también el día 31, con 23.763 hectáreas quemadas y daños en Monterrei, Cualedro, Verín, Laza, Trasmiras, Castrelo do Val y Baltar; y el de Chandrexa de Queixa y Vilariño de Conso, que comenzó el 8 de agosto y afectó también a Manzaneda, Montederramo, Trives, O Bolo y Laza, con un balance de 23.036 hectáreas calcinadas.
La magnitud de los incendios de este mes de agosto obligó a un despliegue sin precedentes: cientos de brigadas, agentes, técnicos, decenas de medios aéreos y maquinaria pesada, además de la UME, bomberos municipales, consorcios provinciais, GES y servicios locales de emergencias.
Con la extinción de estos tres grandes fuegos, Galicia no tiene en este momento incendios activos. Pero las cifras dejan claro que el verano de 2025 pasará a la historia como el más negro, con más de 90.000 hectáreas arrasadas en Ourense y Valdeorras con 31.000 hectáreas, como uno de los territorios más castigados.