domingo. 01.06.2025

Black Friday, entre el consumo y la proximidad

Un año más, la publicidad nos recuerda que ha llegado el Black Friday. Este día, concebido como un festín de consumo, promete grandes descuentos y ofertas irresistibles. Pero ¿qué consecuencias tiene esta jornada para los pequeños comercios que son el alma de nuestras calles?
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Black Friday, entre el consumo y la proximidad

El Black Friday nació en el corazón de las grandes superficies y gigantes del comercio, donde los márgenes amplios y el volumen de ventas permiten ofrecer descuentos agresivos y, por tanto, es rentable. Sin embargo, ha traído una presión añadida para el pequeño comercio, que no siempre puede competir en igualdad de condiciones.

Obligados a sumarse a la vorágine de descuentos para atraer clientes, los negocios locales muchas veces terminan sacrificando su ya ajustada rentabilidad. Es una lucha desigual que nos lleva a preguntarnos: ¿a qué precio estamos comprando?

Y, además, no siempre los descuentos son reales, como desvelan informes de asociaciones de consumidores. En muchos casos, los precios se inflan las semanas previas para que los descuentos parezcan más jugosos de lo que realmente son. Esto genera una falsa sensación de ahorro y nos impulsa a comprar sin reflexionar si realmente necesitamos lo que estamos adquiriendo.

Pero el impacto de nuestras decisiones de consumo no se queda solo en los precios. Comprar en el comercio de proximidad tiene un efecto directo en nuestros pueblos.  Cada euro que dejamos en una tienda local no solo ayuda a mantener viva la actividad comercial en nuestras calles, sino que también genera empleo, fomenta el emprendimiento y contribuye al pago de impuestos que revierten en servicios públicos y en el desarrollo de nuestra ciudad. Gastar en tu ciudad significa, en el fondo, invertir en su futuro y en el tuyo.

El comercio de proximidad es mucho más que un lugar donde adquirir productos. Es el rostro conocido que te atiende con cercanía, la experiencia personalizada que no se encuentra en los gigantes del comercio online, el ambiente que da vida a nuestros barrios. Es, también, un refugio frente a la deshumanización del consumo en masa. Sin embargo, cada vez que priorizamos un gran almacén o una plataforma global, alejamos un poco más ese modelo de  cercanía y sostenibilidad.

Este Black Friday no se trata de renunciar al consumo. Todos queremos aprovechar ofertas y ahorrar, pero la pregunta que deberíamos hacernos no es solo «¿cuánto me ahorro?», sino «¿qué impacto tiene mi compra?». Piensa en lo que quieres fomentar con tu dinero. ¿Un comercio global que apenas devuelve riqueza a tu entorno, o un negocio local que sostiene tu comunidad?

El consumo es una herramienta poderosa. Puede transformar realidades y construir el tipo de entorno en el que queremos vivir. Entonces, cuando llegue el momento de elegir dónde y qué comprar, reflexiona: ¿vas a usar tu dinero para consumir o para invertir en tu comunidad?

Black Friday, entre el consumo y la proximidad