A las 8.00 hora de este largo 29 de noviembre, comenzaban los trabajadores de Irosa y Samaca una jornada muy particular. Se estaban jugando sus puestos de trabajo y ellos no formaban parte de ese juego. Hasta poco antes de las 15.00 horas no se firmó el acuerdo y, por fin, respiraron aliviados cuando las llaves volvieron a las manos del presidente del grupo de empresas, Rogelio López