
Emiliano Quiroga es médico en Petín y lucha contra el coronavirus, su abuelo, en la misma plaza pero un siglo antes, luchó contra la gripe española. Incluso han compartido dos pacientes
El escenario y el apellido es el mismo: Petín y Quiroga. Los años y las pandemias cambian: 1918 y la gripe española; 2020 y el coronavirus. Es el caso de José y Emiliano Quiroga, abuelo y nieto que, con más de un siglo de diferencia comparten ser médicos en Petín, luchar contra una pandemia mundial y además; dos pacientes que ya soplan más de 100 velas.
Fue José Quiroga Mondelo, natural de Freixido (Petín) quien dio comienzo a toda una saga de médicos. Aunque su padre quería que estudiará Derecho, finalmente José le demostró que su vida estaba en la medicina. Tras licenciarse en la Universidad de Santiago de Compostela aprobó su plaza en Asistencia Publica Domiciliaria (A.P.D), los antiguos médicos de cabecera, en Sanxenxo pero la diosa Fortuna propició que pudiera cambiarla con un compañero en Larouco donde ejerció durante 12 años.
Fue en 1917, mientras Europa se hallaba inmersa en la Gran Guerra, la primera Guerra Mundial, cuando José Quiroga llegó como médico a Petín, plaza que ocupo durante 45 años. Tan solo un año después de su llegada, España era el único país, debido a su neutralidad en el conflicto armado, que daba la voz de alarma sobre esa enfermedad que estaba provocando miles de fallecimientos, sobre todo entre jóvenes y personas sanas, la mal llamada Gripe Española.
Se desconoce la tasa de mortalidad de la pandemia de 1918-1920. Algunos autores apuntan que se produjeron 17 millones de fallecimientos pero pudieron ser 50 o más, incluso algunos historiadores hablan 100 millones de personas. Lo cierto es que ningún lugar se libró de esta gripe. «Mi abuelo me contaba que cuando llego a Portela tan solo una mujer quedaba en pie. Todo el pueblo estaba enfermo», relata Emiliano Quiroga.
Y es que José Quiroga hizo frente a la enfermedad con los pocos medios de los que se disponían en aquel momento. Trasladándose a caballo entre los pueblos, cambio su silla de montar por una manta que quemaba nada más llegar a casa. «Se instaló en la parte baja de la casa para evitar contagiar a su mujer y todos los días se bañaba en una bañera de zinc para evitar contagios», relata su nieto aludiendo a la higiene como el principal aspecto para evitar la enfermedad. Justo igual que en la actualidad.
Lo cierto es que la prevención le salvó; pues José Quiroga fue padre y abuelo de una saga de médicos entre los que se encuentra su hijo, José Quiroga Suárez quien ejerció como médico en A Rúa y fue premio extraordinario de carrera y segundo presidente de la Xunta de Galicia preautonómica bajo cuyo mandato se aprobó el Estatuto de Autonomía de Galicia de 1981.
Su hijo, Emiliano José Quiroga Gayoso nació en 1955 y, sin darse cuenta, siguió los pasos de su abuelo. Ejerció como médico en Larouco y ahora lleva más de 20 años vistiendo la bata blanca en el centro de salud de Petín. «Pero con muchas más infraestructuras», advierte señalando que poder ejercer con la cercanía de un hospital comarcal da más seguridad y destaca la gran cantidad de cambios que ha habido en los últimos años. «En 1981, realice mis prácticas con 25 años en Viana y para pedir una analítica de azúcar tenían que desplazarse A Pobra de Trives que costaba 1000 pesetas. Tenía guardia 24 horas al día durante todo el mes. Eso sí, no iba a caballo sino en coche», relata.
Lo cierto, es que la diferencia de más de un siglo entre ambas epidemias ha dejado varios descubrimientos que nos llevan a querer pensar que el coronavirus será más fácil de erradicar. Quiroga enumera los retrovirales, la penicilina, la esperanza de vida, los trasplantes, los cateterismos, la creación de la OMS…solo como algunos de los avances de la medicina en estos años.
«Mi abuelo daba palos de ciego con la gripe española. Solo podían aliviar los síntomas con tratamientos sintomáticos y Vitamina C. Ahora al menos, con el coronavirus tenemos más medios para paliar la enfermedad, intentar curarla y además se va descubriendo día a día. No se trata igual la enfermedad ahora que para alguien que se contagió al comienzo de marzo», detalló el facultativo.
Nieto y abuelo no solo comparten apellido, profesión o plaza sino también dos pacientes las cuales incluso fueron tratadas por el padre de Emiliano. «Una de ellas nació en 1916 y otra en 1920 y tienen una lucidez increíble», relata el médico destacando que para la nacida en 1916, el coronavirus es la segunda epidemia mundial que vive.
Y hablando de epidemias, Emiliano Quiroga deja un mensaje a toda la población pues asegura que las complicaciones cardiovasculares derivadas de la diabetes y la obesidad, a través del ocio mal controlado, la mala alimentación o el sederantismo son las nuevas pandemias del siglo XXI.