sábado. 20.04.2024

Aprovecharon para que sus familiares los viesen desde las ventanas y balcones, para acercarse al río o para subirse a la bicicleta

La mañana lluviosa no invitaba a salir, por ello o porque los niños de Valdeorras no tienen esa imperiosa necesidad de dar un paseo con uno de sus progenitores, lo cierto es que no se vieron muchos chavales por las calles. Y es que, como hemos repetido en tantas ocasiones, somos unos privilegiados. La mayoría tiene una terraza, una ventana y hasta un trozo de terreno en su casa así que, la necesidad de estar en contacto con el exterior es menos imperiosa.



Muchos de esos niños, sobre todos los de mayor edad se negaron a salir puesto que lo que querían era estar con sus amigos, jugar al fútbol o simplemente reunirse en grupo, aunque fuese guardando la distancia de seguridad. Hablar de sus cosas, contar sus experiencias mirándose a la cara aunque fuese a dos metros de distancia, era importante pero eso no lo pudieron hacer.



Los más pequeños aprovecharon para ir bajo la ventana de sus abuelos, tíos u otros familiares para que viesen lo que habían crecido o lo guapos que estaban porque ya se sabe que la vídeo llamada no refleja estos aspectos con rigor. Los más mayores aprovecharon para quedar con sus dos o tres amigos a la misma hora y así se pudo ver a adolescentes sobre todo, caminando guardando esa distancia social con sus padres o madres detrás.

Muchas bicicletas, patines, algún miedo y muchas quejas. Dylan nos contó que el sol le molestaba en los ojos y que casi prefería estar en casa, después de tanto tiempo ya se había acostumbrado. Su mamá se lamentaba que tuviese que pasear la familia por separado, ella con Dylan y su pareja con su hija.

Relativa tranquilidad y normalidad como aseguraban desde la Policía Local de O Barco. «La gente salió bastante escalonada, bastante controlada, no hubo aglomeraciones. En general, los niños se portaron bien. No se juntan ni nada, muy bien».

Por la tarde que salió un rayo de sol la cosa fue distinta, el Paseo do Malecón se llenó de gente, pero como pudimos constatar y lejos de lo que algún policía de balcón señalaba, los «paseantes» siguieron las normas. La Guardia Civil se dejó ver por el Malecón barquense y hacía las recomendaciones oportunas. En definitiva la normalidad fue la tónica general.

Testimonio de José María de tres años en A Rúa:

Alejandra que estudia en el Julio Gurriarán de O Barco nos contó desde la ventana que paseó 45 minutos y que estos días en casa aprovecha para jugar a las cartas con su padre y su tío. ESte es el vídeo de su testimonio:

A Alejandro que estudia en el mismo colegio lo vimos paseando con su padre por el Malecón y esto fue los que nos contó:

A Einar, Asier y Circe los encontramos en Petín, son primos y coincidieron mientras realizábamos la grabación, la alegría fue máxima y tuvieron que intervenir los progenitores para que la distancia social no se incumpliera.

Estos son los testimonios en vídeo, en el Malecón de O Barco, que hemos recogido de papás, mamás y niños que paseaban la tarde del domingo 26 de abril.

Carla pateó con su padre Jaime por los alrededores de casa en la zona de la clle de la Mata en Petín. La madre de Lúa le hizo un circuito para jugar y luego vino Paloma una niña del bloque de edificios y aunque en el mismo lugar no jugaron juntas.

Sara caminó por Castrofolla (Petín) agarrada de la mano de su mamá Sonia, en el trayecto recogió unas flores para su padre que se quedó en casa esperándolas:

La salida de los niños en Valdeorras fue escalonada y controlada