La comarca de Valdeorras se vistió de fiesta este fin de semana para celebrar el Sagrado Corazón y otras festividades tradicionales, combinando la devoción religiosa con la creatividad y el sentido de comunidad. En Vilamartín de Valdeorras, la procesión del Sagrado Corazón recorrió las calles del municipio el sábado 28 de junio. Con salida desde la iglesia parroquial, hizo parada en el altar instalado a la entrada de la plaza José Luis Núñez y en la calle Dr. Folla Respino, acompañada por los vecinos y un ambiente solemne.

El domingo, el protagonismo se trasladó a Larouco, donde la celebración brilló gracias a las alfombras florales que adornaban las calles. Las vecinas y vecinos unieron naturaleza y arte utilizando flores recogidas en los montes y jardines, combinadas con sal teñida de vivos colores. La primera alfombra, justo a las puertas de la iglesia, ofrecía un mensaje de esperanza: un manto blanco con la inscripción “Danos paz”, rodeado de verde silvestre.

A lo largo de la calle Comercio, el mensaje continuaba con un gran corazón rojo que contenía en su interior una paloma blanca, símbolo universal de la paz. Le seguían diseños con cálices amarillos, la palabra “Sagrado” en azul y mariposas que aportaban un aire alegre y simbólico a la jornada.

En Viloira, aunque las celebraciones se centraron en el Corpus Christi, también se realizaron alfombras decorativas. En este caso, el altar se ubicó calle arriba desde la iglesia, donde se detuvo la procesión. Allí, los niños y niñas que este año hicieron la Primera Comunión recitaron versos en honor a la festividad.

Por su parte, en Roblido, la festividad tuvo un sabor más popular y vecinal. Tras la misa en honor a San Xoán, los habitantes del pueblo se reunieron en una de las “airas” para compartir una comida de confraternidad. No faltó el pulpo ni la empanada, y lo que sobró fue compañerismo y buen ambiente en una jornada que celebró la unión de todo el vecindario.
Este fin de semana ha dejado en Valdeorras estampas llenas de fe, tradición y comunidad que quedan en la memoria, aunque las alfombras, efímeras, se borren con el paso de los días.