
El grupo de arqueólogos de Sputnik Labrego continua trabajando en sacar a la luz lo que supuso la explotación del wólfram en la zona de Valdeorras, en concreto en Casaio así como lo que significó la Ciudad de la Selva, el asentamiento de los huidos del franquismo en el monte de la citada localidad.
Para ello durante los últimos días han continuado sus excavaciones en la zona, primero en la Ciudad de la Selva y después en las minas de Valborraz, tal y como ha señalado el arqueólogo Carlos Tejerizo.
Objetivo de la investigación
Uno de los objetivos de esta investigación, que se enmarca dentro de un estudio sobre el impacto del wólfram en las sociedades preindustriales financiado con fondos europeos, es la creación de un aula arqueológica o Centro de Interpretación que podría estar ubicado en Casaio. “Ya tenemos un local que nos cede la Comunidad de Montes pero para ello debemos primero contar con el visto bueno del Museo Arqueológico de Ourense y de Patrimonio donde tenemos que presentar un proyecto”, afirma Tejerizo.
Y es que todas las piezas encontradas son enviadas al Museo Arqueolóxico de Ourense para su conservación. Según anuncia el arqueólogo, en esta semana han cerrado ya las excavaciones en la Ciudad de la Selva donde, en esta ocasión, estudiaron tres campamentos más alejados y con un difícil acceso donde creen que podría ubicarse un hospital de campaña, por el gran número de medicamentos encontrados en la zona así como puestos de vigilancia y otro campamento de larga estancia. “Entre los objetos hallados encontramos una pipa de fumar decorada, casquillos de un Máuser, pasta de dientes…”, afirma el estudioso.
Ahora, su trabajo sobre la Ciudad de la Selva se centra en la divulgación que se realizará a través del documental que presentarán en septiembre “Cidade da Selva. Fuxidos e guerrilleiros nos montes de Casaio” además de un libro que ya están escribiendo.
Minas de wolfram
Por otra parte, hoy finalizará una nueva campaña de excavación en las Minas de wólfram en Valborraz. En esta ocasión están trabajando en las mismas seis personas que se enfocan en tres partes distintas pero siempre enfocados en el destacamento penal del que ya escribió Isidro García Tato para para ver el día a día de estos presos.
Así trabajan en la zona de Castroboloso, donde existe una mina más desconocida pero que tuvo un impacto importante y en la que ya han documentado un ultramarinos, habitaciones y zonas de actividad diaria.
Otra de las zonas donde trabajan es en la conocida como La Picota donde estaban los rebuscadores es decir, las personas que se dedicaban al estraperlo de wólfram, una práctica ilegal pero permitida y que fue muy importante para la economía de Casaio. “Esta zona la hemos podido conocer gracias a la tía de una de las chicas que está allí trabajando, porque estuvo allí”, afirma Tejerizo quien señala que han encontrado chozos donde habitaban estas personas. “Es muy interesante para poder conocer todos los contextos y compararlos”, afirma.
En último lugar, Sputnik Labrego también trabaja en conocer las construcciones utilizadas por los pastores de la zona. “De momento las hemos documentado sin excavarlas pero hay una barbaridad de tipos distintos. A finales de este año y a principios del que viene iremos a datarlas y excavarlas. Algunas pueden venir del siglo XVII porque ya se certifica así en documentación escrita”, puntualiza Tejerizo.