Dentro del municipio de Carballeda de Valdeorras, en plena montaña, se enmarca la localidad de Lardeira, la aldea poblada situada a mayor altitud de Galicia (en torno a los 1.246 metros, según las distintas fuentes consultadas).
Desde allí sus escasos habitantes pueden “tocar el cielo” y tal vez esa sea la razón por la que durante este fin de semana celebran una de las fiestas más peculiares, dedicada al Padre Eterno o, como explica el valdeorrés e investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Isidro García Tato, la fiesta de la Santísima Trinidad.

A pesar del reducido número de vecinos de la aldea, hoy esta se convierte en el foco de la celebración y de la fe con personas que peregrinan desde O Barco —a unos 23 kilómetros de distancia— sino también desde otros puntos más alejados como Quiroga o las vecinas comarcas leonesas de La Cabrera y El Bierzo.

La fe es el centro de esta fiesta donde, una de las mayores peculiaridades, es la procesión donde los vecinos no acompañan la imagen, sino que pasan por debajo de la misma, de uno en uno debido a la escasa anchura de las andas. El objetivo no es otro que los fieles se sientan “protegidos por la advocación”.

Una celebración enraizada en la localidad y en los vecinos que tienen marcada en rojo en su calendario cuyos orígenes parecen remontarse al siglo XIII y durante la cual se entonan los “gozos” que narran el misterio de la santísima trinidad.

Previo a la procesión tuvo lugar la misa en la capilla que Isidro García Tato data en el siglo XVII y que sin duda es uno de las que guardan la mayor devoción de la comarca. Tras la misa y la procesión, los asistentes suelen comer en la zona y disfrutar del resto del programa festivo.
