Los carteles con su rostro siguen colgados en la sede del PSOE de A Rúa. Han resistido varias campañas, con lemas que marcaron distintas etapas. Ahora, Luis Fernández Gudiña ha decidido que es momento de dar un paso al lado.
Nos recibe en ese espacio lleno de recuerdos, sereno y con la convicción de haber tomado la decisión correcta. El 24 de febrero dejará su acta de concejal, cerrando una trayectoria de 18 años en la política municipal. «Llevaba tiempo con la idea en la cabeza», insiste desde el principio, dejando claro que no ha sido una decisión repentina ni tomada a la ligera ni forzada por nada ni nadie. «Esperé el momento adecuado, a mitad de legislatura, para que el relevo fuera natural y el equipo de gobierno siguiera funcionando sin problemas».
Luis Fernández Gudiña ha sido alcalde en dos legislaturas —2007-2011 y 2015-2019— y ha formado parte del equipo de gobierno en diferentes etapas. Recuerda con orgullo los cambios que ha vivido A Rúa en estos años y sonríe cuando se le pregunta por sus logros. «Siempre quieres que todo vaya más rápido, pero los cambios llegan poco a poco», dice.
Entre los proyectos de los que más satisfecho se siente, destaca los primeros que sacó adelante como la renovación del canal de agua detrás del Hotel Espada, la mejora de la carretera que conecta con el polígono industrial y la transformación de varios núcleos de población como San Xulián y Somoza entre otros. Pero lo que más le enorgullece es la bolsa de viviendas de alquiler social y la apertura del albergue municipal.
El nuevo centro de salud, una promesa que ha tardado casi 20 años en materializarse, también forma parte de su legado. «No es un logro solo mío, sino de todas las corporaciones que han trabajado para hacerlo posible», recalca con humildad.
Nunca tuvo mayoría absoluta y eso marcó su forma de gobernar. «Siempre tuve que negociar, siempre tuve que llegar a acuerdos», reconoce. Considera que el diálogo ha sido clave para sacar adelante los proyectos, pero admite que lo más difícil de gobernar en coalición es la necesidad de ceder. «Siempre tienes que renunciar a algo. No puedes imponer tu visión al 100% y a veces eso frustra, pero es parte de la política», dice con sinceridad.
Las asignaturas pendientes y el coste de la política
Pero no todo ha sido fácil. Hay proyectos que no ha podido ver cumplidos y que, reconoce, le dejan un sabor agridulce. El enlace con la N-120 sigue siendo una promesa a medias. Han pasado gobiernos, reuniones con el Ministerio, negociaciones… y el problema sigue sin resolverse. «Se han dado pasos, pero no lo suficiente», admite con resignación.
La política municipal también ha tenido un coste personal. Aun así, nunca se planteó tirar la toalla. «Siempre creí en el proyecto y en la necesidad de trabajar por mejorar la calidad de vida de los vecinos», afirma con convicción. Cuando habla de la gente de A Rúa, su tono cambia. Se le ve sincero cuando agradece a los vecinos la confianza que han depositado en él durante estos años. «Nunca podré devolverles todo el apoyo que me han dado», dice con humildad.
Gudiña deja el Concello, pero seguirá vinculado al PSOE como secretario general en A Rúa. «Voy a seguir ayudando a mis compañeros en el trabajo que iniciamos hace dos años», asegura. Y tiene claro que se presentará al congreso local para seguir al frente de la agrupación socialista en el municipio.
«Mi intención es clara: continuar liderando el PSOE en A Rúa y trabajar desde ahí para que el proyecto siga adelante», afirma con seguridad. Asegura que su papel será más político que institucional, pero que no se desvincula en absoluto de la formación.
Sobre un posible regreso a la política municipal, sin embargo, es contundente: «No, si no tuviera decidido que era el momento de irme, no habría dado este paso». Confía en que quienes le relevan en el Concello continuarán con la misma línea de trabajo.
Agradecimiento y un futuro más tranquilo
Luis Fernández Gudiña sabe que echará de menos el día a día en el Concello. «Siempre se extraña la acción de gobierno, pero es momento de que otros asuman el reto», reflexiona.
Cuando se le pregunta cómo le gustaría que le recordaran en A Rúa, se toma unos segundos antes de responder. «Espero haber aportado mi granito de arena para mejorar el municipio», dice. Su mirada se ilumina cuando habla de la gente que ha confiado en él durante estos años. «Nunca podré agradecer lo suficiente la oportunidad que me dieron», concluye.
Los carteles seguirán colgados un tiempo más. Su rostro, su historia y su legado estarán ahí. Pero él ya ha dado el paso. «Seguiré ayudando desde otro lugar», dice. Esta vez, sin el foco de la primera línea política.
