viernes. 30.05.2025

Alan de Val vuelve a la Feira do Viño con un nuevo rosado y su apuesta firme por los tintos

La bodega de A Rúa llevará también a la feria, como cada edición, las referencias clásicas de la casa —siete tintos y varios blancos, entre ellos su godello
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Alan de Val vuelve a la Feira do Viño con un nuevo rosado y su apuesta firme por los tintos

Si hay una bodega que no se pierde un evento en Valdeorras, esa es Alan de Val. Desde que se fundó en 1993, ha estado presente en prácticamente todas las citas importantes del vino en la comarca, incluida, por supuesto, la Feira do Viño, donde este año vuelve a participar con ilusión renovada y un reconocimiento bajo el brazo: su Mencía 2024 ha sido distinguido con un Bacchus de Oro, uno de los galardones más prestigiosos del panorama internacional.

«El año pasado fue elegido mejor tinto de Galicia y este 2024 ha conseguido un Bacchus. Además, los dos únicos tintos gallegos premiados con oro son de Valdeorras», recuerda Joaquín Sánchez, uno de los tres hermanos al frente de la bodega. Motivo de orgullo para quienes llevan años apostando por el tinto cuando la tendencia parecía ir en otra dirección.

En su stand, como cada edición, no faltarán las referencias clásicas de la casa —siete tintos y varios blancos, entre ellos su godello—, pero la novedad de este año será un rosado que se podrá degustar en primicia. «Lo elaboramos hace tiempo fuera de la D.O. como prueba, y ahora lo hemos querido presentar ya de forma oficial», comenta Joaquín. Aunque las etiquetas aún no han llegado, quienes se acerquen a Alan de Val podrán probarlo en petit comité.

Además de la calidad de sus vinos, la bodega se caracteriza por su capacidad para innovar sin perder las raíces. Variedades autóctonas como el brancellao, el caíño o el sousón forman parte de su apuesta desde hace más de dos décadas. «Cuando plantamos brancellao en el año 2000 nos dijeron que estábamos locos, pero queríamos hacer algo diferente», confiesa.

Para Joaquín, la Feira do Viño no es solo un escaparate, sino una oportunidad para compartir el trabajo de todo un año: «Es agotador, porque intentas atender bien a todo el mundo y no siempre es posible, pero también es gratificante. Cada vez viene más gente de fuera, y eso hay que cuidarlo». Por eso, insiste en la importancia de fijar una fecha estable que permita consolidar el evento como una referencia anual.

En esta edición estarán, como siempre, los tres hermanos al frente del stand, acompañados por una de sus sobrinas que representa ya el relevo generacional. «Somos simpáticos y bajitos», bromea Joaquín, «y estamos encantados de recibir a quienes se acerquen a conocer nuestros vinos. Valdeorras tiene mucho que ofrecer y esta es una gran ocasión para comprobarlo».

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