La fiesta sentó a la mesa a 150 comensales y recordó la tradición vitivinícola con carros, bueyes y una muestra simbólica de cómo era en el pasado la viticultura
La primera «Festa da Vendima» Vilamartín se convirtió en todo un acontecimiento, una ventana abierta al vino y la viticultura, una de las actividades de más tradición y trascendencia en la comarca de Valdeorras. Tuvo un pregonero de excepción, el historiador e investigador Antonio Castro Voces y culminó con una comida popular que concentró a 150 personas.
La nueva cita festiva arrancó evocando tiempos pasados. Carros y bueyes —de la ganadería de Mario Nogueira— realizaron su «paseíllo» por O Bañadoiro hasta el recinto exterior del pabellón.
Niños y niñas pisaron las uvas depositadas en un recipiente, hasta tiznar de granate intenso sus pies, para rememorar los viejos tiempos de la viticultura. Y se realizó una muestra del atado con rafia y a la antigua usanza de los injertos, sin el uso de parafina.
Antonio Castro Voces, calificó de «todo un honor» ser el pregonero de esta fiesta, que se traduce —añadió— en la puesta en valor de una tradición que «nos une» y que animó a consolidar para incorporarla al calendario festivo del otoño en la comarca.
Primera fiesta y primer pregonero, toda una ventaja para «ser o mellor pregón que se fixera ata de agora», bromeó. «Valdeorras é lousa e viño», manifestó, en alusión a la importancia de estos dos recursos para la zona.
Apeló a la necesidad de reforzar el sentimiento de comarca, que «debe ser o eixo básico, a pedra angular para construir o noso futuro aproveitando tamén a súa situación xeográfica», expresó.
«Valdeorras está lonxe da capital da provincia e da capital da Comunidade Autonóma, con todo o que eso supón», remarcó en alusión a una de sus «asignaturas pendientes». En este sentido, recalcó que «non soplan bos ventos para a comunicación», en alusión a que la tan «cacareada A-76 vai para longo, non sabemos cando se rematará e o AVE non vai pasar por aiquí», dijo.
Citó la merma de presupuesto del Hospital Comarcal, la necesidad de inversión en el Camiño de Santiago y la pérdida de población del medio rural . Propuso una «cova—museo del vino» para Valdeorras y la instauración de una rama relacionada con la enología en alguno de los centros de enseñanza tal y como se ha hecho en otros enclaves gallegos.
Apeló a la unidad de la comarca, que es lo que «da a forza». Dijo que «temos que pensar en clave de comarca, sumar e non dividir, buscar elementos aglutinadores, recuperar os nosos sinais de identidade», expresó. Y reivindicó un «Día de Valdeorras» que incluso se podría incardinar dentro de la Festa da Vendima de Vilamartín.
Castro Voces también aprovechó para mandar un abrazo a Eladio Álvarez, párroco pueblos de Vilamartín, para desear que se recupere de su enfermedad.
Finalizado el pregón, la comida popular, desarrollada en el pabellón, sentó a la mesa a 150 personas, entre ellas alcaldesas, alcaldes y concejales de diversos ayuntamientos de la comarca. Para la ocasión, fueron cocinados 85 kilos de «carne ao caldeiro» y 12 empanadas. Además hubo un concurso de tartas que se sirvieron como postre a los niños y niñas que acudieron al banquete.
Vilamartín es el primer municipio que dio el paso para ensalzar la viticultura, promovida por la « Asociación de amigos da vendimia».
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