lunes. 02.06.2025

Patricia López: «La nueva vejez no quiere residencias, sino cuidados personalizados»

La directora del centro de día O Salgueiral reflexiona sobre los nuevos retos asistenciales en un momento en el que cada vez más personas mayores quieren seguir viviendo en su casa, con apoyo, compañía y cuidados a medida
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Patricia López: «La nueva vejez no quiere residencias, sino cuidados personalizados»

Con un 25,4 % de su población mayor de 65 años, Galicia se enfrenta a uno de los mayores desafíos sociales y económicos de su historia. Y no solo por la magnitud del fenómeno, sino por el cambio silencioso que está transformando la forma de envejecer: ya no se trata solo de vivir más, sino de cómo y dónde queremos hacerlo.

«Tenemos gente muy mayor en los centros. Y lo que demandan ya no es solo asistencia, sino vida», asegura Patricia López, educadora social y directora de O Salgueiral, el primer centro de día privado en Valdeorras. Su experiencia le permite observar de cerca ese cambio de paradigma: perfiles más activos, usuarios que buscan estimulación, movimiento, compañía, y no solo cuidados básicos.

El dato que aporta da que pensar: de las 38 personas que actualmente acuden a su centro, muchas superan los 90 años. Incluso hay una usuaria centenaria. «La edad media ha subido muchísimo. Y eso implica adaptar los recursos a sus nuevas necesidades», explica. Ya no vale tratar a todos por igual. Se requiere una atención individualizada, que tenga en cuenta la historia de vida, las patologías y, sobre todo, los deseos de cada persona.

Galicia, solo por detrás de Asturias en envejecimiento, arrastra una natalidad muy baja y una fuerte despoblación rural. La esperanza de vida se sitúa en los 83,3 años. Y mientras los jóvenes emigran, los mayores se quedan. Pero no todos quieren hacerlo en una residencia. «Cada vez se apuesta más por los cuidados en el hogar y por los centros de día, porque permiten envejecer en casa sin perder la conexión con los demás», señala López.

Ella lo vive desde dentro, en un centro donde la filosofía es terapéutica, centrada en la persona, y donde cada actividad se adapta a las capacidades y necesidades de cada usuario. «No es lo mismo alguien de 70 que una persona de 100. Pero ambas pueden participar, si se les da la oportunidad», comenta. La clave, según explica, está en esa combinación de socialización y atención personalizada.

Sin embargo, advierte: todo esto cuesta dinero. Y no solo a las familias. «Las políticas de dependencia tienen que ponerse las pilas. Si no hay inversión pública, si no se ofrecen recursos variados y bien financiados, el futuro será insostenible», afirma con contundencia. Porque, como recuerda, lo importante no es imponer un modelo, sino ofrecer opciones: residencias, sí; pero también atención domiciliaria, centros de día y servicios adaptados al mundo real.

«Estamos cambiando como sociedad. El cuidado ya no es solo asistencia: es dignidad, es escucha, es respetar el arraigo que sienten muchos mayores hacia su casa. Y eso requiere pensar en ellos como lo que son: personas únicas, no números en una estadística», asegura.

Con un cuarto de la población gallega envejeciendo, el reloj demográfico no se detiene. Pero quizá aún estemos a tiempo de repensar cómo queremos vivir los últimos años. Porque el futuro, como dice Patricia, ya está aquí.

Puedes escuchar aquí la entrevista completa

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