domingo. 12.10.2025

Guía de los grelos: cómo, cuándo y por qué

Carlos Terán, de Agricentro Terán, explica qué variedad elegir, qué errores evitar y por qué el clima obliga a cambiar el calendario de siembra
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Guía de los grelos: cómo, cuándo y por qué

El otoño se presenta como una etapa clave para preparar la tierra y anticiparse a los cultivos del invierno. Aunque las temperaturas todavía no reflejan del todo el cambio de estación, para el agricultor –y para todo el que disfrute cultivando– es tiempo de volver a mirar hacia el terreno. En Agricentro Terán lo tienen claro: esta es la temporada para iniciar el ciclo de siembras que dará frutos en los meses más fríos.

Carlos Terán, explica que tras la vendimia comienza una nueva fase en el campo. Es momento de labores esenciales como el abonado, el encalado y el fresado de la tierra. Una de las recomendaciones más importantes es la rotación de cultivos. Aunque es algo que se estudia desde niños, muchos agricultores siguen aplicándola con rigor porque garantiza una tierra más fértil y menos expuesta a enfermedades.

Uno de los protagonistas de esta temporada es el grelo. Hay distintas variedades, cada una con un ciclo diferente: desde los que se recogen a los 40-50 días, hasta los que requieren entre 90 y 120. El problema este año está en la germinación. Muchos agricultores se quejan de que las semillas no nacen, a pesar de regar. Terán explica que no basta con el riego: el grelo necesita noches frías, días templados y humedad ambiental, algo que este año no se está dando con regularidad.

Frente a estos desafíos, cada agricultor tiene que tomar decisiones según su contexto. Una de ellas es si optar por la siembra directa o el semillero. La diferencia es clara: sembrar implica usar semilla (directamente en tierra o en semillero), mientras que plantar se refiere a poner la planta ya desarrollada. En Agricentro Terán se ofrecen ambas opciones, adaptadas tanto para quienes buscan rapidez como para los que priorizan rendimiento y variedad.

Los semilleros permiten una siembra más económica y con mejores resultados a largo plazo, pero requieren más tiempo, espacio y dedicación. La planta ya hecha es más cómoda, especialmente para quienes no disponen de invernadero o no quieren esperar demasiado. Terán subraya que hay muchas más variedades disponibles en semilla que en planta, lo cual es clave para quienes buscan diversidad en su huerta.

Además de las hortalizas habituales, hay cada vez más interés por las plantas medicinales, como tomillo y orégano, que generalmente solo se encuentran en semilla. También destaca la importancia de conservar las semillas autóctonas, aunque su rendimiento no sea tan alto como el de las semillas comerciales de primera generación. Según Terán, mantener vivas estas variedades locales es también una forma de cuidar el patrimonio agrícola.

Una parte especialmente interesante es el papel de los colegios e institutos, donde se está recuperando la tradición del semillero escolar. Ver germinar una semilla es una experiencia formativa que conecta a los más jóvenes con la tierra y el origen de los alimentos. Muchos alumnos terminan llevando lo aprendido a casa, plantando con sus familias, y participando activamente en los cultivos del hogar.

Más allá del aspecto técnico, Terán hace una llamada a la paciencia y al respeto por los tiempos de la naturaleza. Aunque cada año es diferente y el clima impone sus condiciones, siempre hay margen para aprender, adaptarse y sacar lo mejor del terreno. La clave está en observar, experimentar y disfrutar del proceso.

Próximamente llegará el turno del ajo, la cebolla o la chalota. Cultivos que aún pueden plantarse durante todo el otoño, y que cerrarán este ciclo antes de volver a comenzar, una vez más, con los primeros brotes de la primavera.

Puedes escuchar aquí la entrevista completa:

Guía de los grelos: cómo, cuándo y por qué