lunes. 01.12.2025

La falta de criterios actualizados deja a trabajadores y mutuas en un limbo ante la silicosis

La neumóloga Laura Sierra advierte de que términos como “posible silicosis” o “incipiente” se apoyan en criterios desactualizados y dejan a los afectados expuestos a bajas, pruebas invasivas y falta de protección
 
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La falta de criterios actualizados deja a trabajadores y mutuas en un limbo ante la silicosis

La silicosis continúa siendo uno de los grandes problemas de salud laboral en Valdeorras, una comarca históricamente ligada a la pizarra. Aunque en los últimos años la prevención ha mejorado y los casos graves son menos frecuentes, los profesionales de neumología advierten de un fenómeno emergente: diagnósticos emitidos como «posible silicosis» o «silicosis incipiente» que, según explican, no cuentan con respaldo legal ni consenso técnico.

La neumóloga Laura Sierra, especialista en enfermedades intersticiales del Hospital de León, sostiene que el origen del problema está en que «España sigue utilizando guías basadas en criterios y tecnología de hace casi cuarenta años», una afirmación que explica con detalle.

Sierra recuerda que el sistema de clasificación radiológica que sirve de base para diagnosticar silicosis procede de la Organización Internacional del Trabajo y descansa en la radiografía de tórax simple como herramienta principal. Aunque en 2017 se autorizó el uso del TAC torácico en casos dudosos, «la guía sigue fundamentada en pruebas que no reflejan la capacidad diagnóstica actual», subraya.

El uso rutinario del TAC de alta resolución —una prueba mucho más precisa que la radiografía simple— permite detectar lesiones mínimas que hace años pasaban desapercibidas. El problema, explica Sierra, no está en la tecnología, sino en que las guías oficiales continúan basándose exclusivamente en la radiografía de tórax. «El TAC ve alteraciones muy sutiles que pueden o no reflejar indicios de silicosis, pero la normativa no incorpora esos hallazgos, así que no sabemos cómo interpretarlos dentro del sistema legal», puntualiza.

Esa falta de concreción y encaje claro, hace que algunos informes se emitan como «posible» o «incipiente» silicosis, términos que no pueden traducirse en derechos laborales y que dejan tanto a pacientes como a mutuas en una situación de indefinición. «Un informe médico que hable de “posible” o “incipiente” silicosis no tiene validez legal para el trabajador, deja a la mutua sin un criterio claro para tomar una decisión y, mientras tanto, el paciente queda en un limbo sin protección», señala. 

Cuando aparece uno de esos diagnósticos ambiguos, las mutuas suelen optar por retirar al trabajador de la actividad hasta aclarar el caso. Ese proceso apunta la neumóloga, puede derivar en pruebas innecesarias, como biopsias pulmonares o broncoscopias con sedación, con riesgos que no deberían asumirse sin una sospecha más consistente.  

A todo ello se suma la ausencia de un protocolo claro sobre qué hacer cuando el diagnóstico no cumple los criterios de la silicosis clásica. «Estamos dejando desprotegidos al paciente, a los médicos y a los servicios de prevención», indica Sierra, quien insiste en la necesidad de actualizar las guías y establecer criterios acordes a la tecnología actual.

Galicia, la comunidad más afectada

Los datos más recientes del Ministerio de Sanidad muestran que entre 2007 y 2024 se notificaron 5.900 partes por silicosis en España, con 520 nuevos casos solo en 2024. Galicia es la comunidad con mayor número de afectados y con mayor concentración de trabajadores expuestos a sílice cristalina, debido sobre todo a la minería y manipulación de piedra natural, especialmente pizarra.

La comarca, donde la producción de pizarra es una de las principales actividades económicas, carece de un especialista en neumología en su hospital. Consultada por esta cuestión, Sierra reconoce que la situación es compleja: «En hospitales comarcales se intenta optimizar los recursos disponibles y cubrir primero los centros principales; pero también sería posible incentivar a los profesionales para que se interesen por destinos como Valdehorras». 

La ausencia de un especialista obliga a los pacientes a desplazarse para recibir seguimiento, lo que compromete la continuidad asistencial en una enfermedad que requiere control a largo plazo.

A pesar de las limitaciones, Sierra subraya un elemento positivo: «Los diagnósticos actuales son mucho más precoces que los de hace una década. Ya no vemos tantos casos de fibrosis masiva progresiva; la mayoría se identifican en estadios leves, lo que demuestra que algo sí está cambiando». 

El avance de las medidas preventivas en las empresas y la mayor sensibilización médica contribuyen a este cambio. Pero, advierte, ese progreso no será suficiente mientras el país siga interpretando la silicosis con herramientas diseñadas para una realidad clínica de hace décadas.

La prioridad: guías claras y consenso científico

La neumóloga insiste en que la solución pasa por actualizar la normativa. «Las sociedades científicas y la Organización Internacional del Trabajo deben revisar las clasificaciones y adaptarlas a la tecnología que utilizamos hoy», afirma. Un consenso actualizado permitiría unificar criterios, proteger a los pacientes y evitar que diagnósticos ambiguos generen inseguridad laboral y sanitaria.

Puedes escuchar la entrevista completa aquí:

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