
Tras la vendimia y el vareo, las viñas y los olivos necesitan cuidados que garantizarán su salud y la calidad de la próxima cosecha. Como explica Carlos Terán, de Ricardo Terán S.L., una empresa con una larga tradición cuidando de los cultivos y los huertos de la comarca, «el campo tiene sus tiempos, y este es el momento perfecto para cuidar las plantas, restaurar el suelo y prepararlo todo para la siguiente campaña».
Viñas y olivos: el cuidado tras la recolección
Después de la vendimia, las viñas muestran las cicatrices de los cortes realizados durante la recogida de la uva. «Es fundamental tratarlas con sulfato de cobre para curar esas heridas y protegerlas de enfermedades que puedan afectar la planta durante el invierno», explica Terán, a quien la experiencia de años tratando las vides de Valdeorras le ha enseñado casi todo lo que sabe. Este tratamiento asegura que las cepas estén preparadas para una brotación saludable en primavera.
Algo similar ocurre con los olivos tras el vareo, un proceso que daña las ramas y puede abrir heridas en los árboles. «Al igual que las viñas, los olivos necesitan una mano de sulfato de cobre para proteger los cortes. Es un trabajo sencillo y económico, pero muy importante para la salud del árbol y la producción del próximo año», detalla.

El olivo, al ser un árbol de hoja perenne, requiere especial atención. «Está activo todo el año, por lo que cualquier aporte que le hagamos ahora será un beneficio directo para su desarrollo y resistencia», añade Terán.
Preparar el suelo, clave para el éxito
El cuidado del suelo es tan importante como el de las plantas. «La tierra de Valdeorras es muy rica, pero como todo, se desgasta», explica Terán.
Este es el momento de realizar analíticas que determinen las necesidades del terreno. «Aplicamos cal para corregir la acidez o abonos orgánicos en pellets según los resultados. Este trabajo preventivo asegura que las viñas tengan los nutrientes necesarios para superar las etapas críticas del año, como la brotación y la maduración», comenta.
Sobre el uso de productos químicos, Terán insiste en su papel positivo cuando se utilizan correctamente: «Van directamente a las raíces, que son la puerta de entrada de los nutrientes al árbol o la planta. Si no les damos ese aporte ahora, en primavera veremos los problemas. Las raíces necesitan estar fuertes para soportar el desarrollo de los frutos y el estrés del verano».
Este enfoque preventivo no solo mejora la producción, sino que también ayuda a afrontar los retos del cambio climático y la disminución de recursos naturales como el estiércol, antes disponible en las casas de campo.
La poda: técnica y cuidado
Con la llegada del invierno, empieza la temporada de poda, un proceso que requiere conocimiento y técnica. «No se trata de cortar por cortar», advierte Terán. «Hay que observar cada planta y saber qué necesita. Si es una poda agresiva, siempre usamos masilla cicatrizante para proteger el corte y evitar que entren enfermedades».
En los frutales, también recomienda mantener los árboles a una altura accesible. «Si dejamos crecer demasiado los árboles pensando que producirán más, al final la fruta alta se pierde o se cae. Además, aumenta el riesgo de accidentes al intentar recogerla. Es mejor mantenerlos bajos y compensar con nutrientes, o incluso plantar más árboles para optimizar la producción», señala.

Qué plantar en otoño
El otoño es la estación ideal para sembrar los cultivos que se recogerán en invierno y primavera. Terán recomienda empezar con guisantes en sus variedades alta, media y baja, además de habas (fabas lobas o peliqueiro), ideales para guisos.
También es el momento de plantar ajos, chalotas y cebollas (blancas, rojas y amarillas), usando bulbos en lugar de semillas. «Los bulbos germinan rápido y aseguran una buena cosecha en los primeros meses de primavera», comenta.
Un ciclo de paciencia y recompensa
El trabajo en el campo, desde las viñas hasta los olivos, pasando por los frutales y las huertas, requiere constancia, conocimiento y planificación. «El campo no entiende de prisas. Ahora es el momento de cuidar, sembrar y preparar. Todo esfuerzo que hagamos hoy se reflejará en las cosechas del próximo año», afirma Terán.
Con estas recomendaciones, Valdeorras continúa preservando su tradición agrícola. Desde las grandes explotaciones hasta los pequeños huertos familiares, el compromiso con la tierra asegura no solo productos de calidad, sino también la conexión con una forma de vida que enriquece tanto el paladar como el espíritu.
Como concluye Terán, «nuestra tierra nos da todo, pero también necesita que nosotros le devolvamos parte de lo que nos ofrece. Este compromiso es el verdadero secreto de las buenas cosechas».
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