lunes. 15.09.2025

Los incendios provocan incertidumbre en el sector del castaño que afronta una campaña incierta

Las llamas arrasaron buena parte de los sotos, mientras el Gobierno gallego activa compensaciones y el sector reclama más apoyos
somoscomarca_arua_incendio_roblido_castaños_desolacion
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El devastador episodio de incendios que ha azotado Galicia y, en concreto, Valdeorras durante agosto ha dejado un panorama preocupante para el sector del castaño. Muchos sotos fueron alcanzados por el fuego, y el daño es especialmente agudo en zonas como Larouco, Seadur, Freixido y Manzaneda, donde se contabilizan pérdidas severas, incluso entre ejemplares centenarios. Las previsiones más pesimistas apuntan a que la cosecha de castañas puede quedar prácticamente comprometida para este año.

Ante esta emergencia, la conselleira María José Gómez ha recordado las diferentes líneas de apoyo habilitadas por la Xunta como respuesta a los daños forestales. Específicamente, las producciones de castaña podrán recibir una indemnización de 1,22 € por kilo perdido, mientras que las ayudas para reforestación —incluyendo preparación del terreno y puesta en planta— alcanzan los 100.000 € por explotación.

Estas acciones se enmarcan dentro del Programa Estratégico del Castaño, apoyado por el Plan Forestal de Galicia y con una dotación de 1,35 millones de euros en 2025, que ha permitido plantar más de 23.800 pies de castaño en 289 hectáreas.

Desde el terreno, Xesús Quinta, presidente de la IXP Castaña de Galicia, describe la situación con cautela: «Estamos recabando información. Aún no podemos pronosticar cómo será la temporada, aunque tememos que no será tan buena como otros años. No tenemos datos concretos por zonas, pero sí sabemos que se han perdido muchas plantaciones que estaban listas para recolectar». 

Sobre las ayudas, aclara que aún no han tenido notificación formal: «Si hubiéramos contado una limpieza previa, probablemente se habrían salvado más castañares. De momento no hay nada concreto».Sus palabras reflejan la incertidumbre y el temor silente de un sector que, además de lo perdido, ve amenazada su recuperación.

Las consecuencias de estos incendios se suman al impacto general del verano, en el que Galicia fue la comunidad más afectada de España, con más de 143.000 hectáreas calcinadas, buena parte de ellas en Ourense.

La próxima campaña de recogida, prevista para octubre y noviembre, se ha convertido en una gran incógnita. Productores, autoridades y organismos sectoriales coinciden en la necesidad urgente de intensificar la limpieza de monte, acelerar las ayudas y garantizar un plan de regeneración que incluya reforestaciones con variedades autóctonas.

El objetivo es preservar no solo la cosecha del año próximo, sino la supervivencia de un régimen forestal emblemático y fundamental para la identidad rural de Valdeorras.


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