El médico Fernando Hernández, especialista en medicina interna de la Clínica Ponferrada Recoletas y del Hospital Público Valdeorras, destaca el valor de los cribados como estrategia fundamental de salud pública. Una prueba de cribado está diseñada para detectar enfermedades específicas en un gran número de personas, incluso en aquellas que no presentan síntomas. «El objetivo principal es detectar la enfermedad en su estadio más temprano posible para evitar complicaciones futuras y costos mayores», explicó el doctor.
Hernández señaló que las pruebas de cribado deben ser sencillas, poco invasivas y muy sensibles para detectar alteraciones mínimas. Ejemplos comunes incluyen la analítica de sangre, la mamografía y el análisis de heces. «No se trata solo de realizar la prueba, sino de definir quién debe hacerse el cribado, es decir, la población objetivo con mayor riesgo de padecer la enfermedad», añadió.
A nivel nacional, se realizan diversos cribados desde el nacimiento, como el cribado neonatal para detectar enfermedades metabólicas congénitas, y otros específicos según la edad y factores de riesgo. Hernández subrayó la importancia de los cribados de cáncer colorrectal, cáncer de mama y cérvix en mujeres, así como de hipertensión arterial, colesterol y diabetes en adultos. Además, mencionó otros cribados menos extendidos, como los de cáncer de pulmón en fumadores o enfermedades mentales en adolescentes y ancianos.
El doctor enfatizó que aunque las pruebas de cribado son rápidas y poco invasivas, no ofrecen un diagnóstico definitivo, sino que sirven para identificar casos que requieren estudios complementarios. «Detectar una enfermedad en sus fases iniciales no solo mejora la supervivencia y reduce complicaciones, sino que también disminuye los costos del tratamiento», concluyó Hernández.
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