jueves. 28.03.2024
Vista de O Castro en Otoño
Vista de O Castro en Otoño

En la época del año en la que los arboles empiezan a vestir de colores ocres, rojizos y marrones, la comarca de Valdeorras se pone sus mejores galas. Al ritmo del paso del Sil, este terruño tan especial se convierte es un destino ideal para disfrutar del otoño.

Braseros con castañas, celebración de Samaín, recogida de setas y pequeñas escapadas seguirán siendo una tónica general en este otoño a pesar de que el COVID trate de impedirlo. No deben temer los vecinos de Valdeorras, pues la comarca es el lugar ideal para pasar esta estación ya que brinda destinos que, en esta época del año, resultan especialmente atractivos.

Estar al aire libre, con un buen abrigo, es compatible con esta época de pandemia. Un momento para disfrutar de la riqueza de la paleta cromática que se expande por bosques y viñedos. Son muchos los lugares que esconde la comarca en esta época, aquí solo descubrimos algunos.

La berrea en A Veiga

A Veiga es uno de los destinos otoñales por excelencia. Además de poder admirar la inmensidad de la bóveda celeste en su cielo estrellado (siempre bien abrigado), aporta otros atractivos no menos interesantes. Uno de ellos es el Coto de Xares, a los pies de Pena Trevinca donde ciervos, gamos, rebecos, corzos, caballos salvajes y jabalíes campan a sus anchas.

Los amantes de la flora también verán como reinan aquí bosques de caducifolios. Pero la visita estrella no es otra que los lagos glaciares a los que pueden llegar a través de las diversas rutas de senderismo que se dan en este entorno. Un paraíso natural que se vuelve especialmente llamativo en los meses de otoño cuando los cérvidos se hacen notar de manera especial con la llegada de la berrea, momento en el que entran en celo y lo manifiestan con sus berridos con los que retan a sus competidores por conseguir las mejores y mayor número de hembras.

Parque natural de O Invernadoiro y Serra da Enciña da Lastra

Berridos y choques de cornamenta rompen el silencio del bosque al anochecer y al amanecer en A Veiga, pero también en muchos bosques de todo el macizo central. Una prueba de ella es el Parque Natural de Invernadoiro, en el que se puede seguir el desarrollo de este episodio de la vida natural desde los puntos de observación situados estratégicamente a lo largo de casi seis mil hectáreas. El acceso al parque ha de ser realizado previa concertación de la visita puesto que es un paraíso que se debe preservar para que la experiencia siga siendo inolvidable.  

Además, del ciervo estos son los dominios del lobo, del jabalí, del armiño, cabras bravas y de la marta. Hay seis rutas. De este modo, aunque no seas un experto puedes acechar de cerca a corzos y ciervos... Un momento mágico. Puedes ver acebos, serbales o tejos, los árboles sagrados de los celtas, sobrevolados por águilas y halcones.

Serra da Enciña

Pero este no es el único parque natural ya que también se debe visitar el de Serra da Enciña da Lastra. Con algo más de tres mil hectáreas de superficie y situado en el término municipal de Rubiá, sirve de frontera con El Bierzo. Su perfil montañoso de rocas calizas, lo que es una auténtica singularidad en Galicia, proporciona el suelo adecuado para la formación de cuevas, y aquí es donde se da la mayor concentración de ellas de toda Galicia.

También del árbol que le puse nombre, la encina. Y es que cuentan que un árbol de esta especie, de grandes dimensiones, servía de guía a los viajeros que por aquí pasaban en otros tiempos. Lo cierto es que cerca del cementerio de Covas (Rubiá) se puede admirar una encina reconocida como árbol singular por la Xunta de Galicia.

Torre O Castro y Monasterio de Xagoaza

Tras hacer una ruta verde seguimos con visitas arquitectónicas e históricas. Ya en el municipio de O Barco se encuentra una pequeña cumbre cercana con un mirador que desde tiempos inmemoriales ya estaba habitado por los pobladores galaicos. Posteriormente acogió una torre medieval que vigilaban los importantes caminos que desde siempre discurrieron por el valle del río Sil.

Es la denominada Torre de O Castro, en donde podremos subir a lo alto de la torre y admirar las construcciones señoriales que hay en los alrededores. Importantes yacimientos se encuentran alrededor en un lugar que espera ser puesto en valor rápidamente.

Cabe señalar que esta torre pertenece a la fortaleza creada en el S.XII. Posteriormente fue incluida en los dominios de los Condes de Lemos y del Marqués de Villafranca hasta el S.XV cuando su señorío pasó a manos del Conde de Ribadavia. Tuvo gran importancia estratégica en las Guerras de Portugal en el S.XVII hasta que un siglo más tarde se produjo su decadencia. Como restos de su esplendor sólo se conserva el arranque de una torre y algunos vestigios desperdigados.

El senderista podrá seguir caminando por el profundo y frondoso valle del río Mariñán hacia otra iglesia románica. La iglesia de Xagoaza perteneciente a la Orden de San Juan en su origen tal y como se puede ver en la cruz que decora una de las puertas de la fachada principal. Su románico aún sigue vivo en su ábside y en los canecillos del alero. Junto a él, los restos de lo que fueron el monasterio, aunque hoy tienen una nueva vida debido a que una conocida bodega se instaló en parte las dependencias.

El edificio cuenta en su interior con un pequeño claustro, portificado en su piso inferior y con galerías de madera acristaladas en el superior. Está construido a base de piedra, madera (puertas y ventanas); el tejado está cubierto de pizarra. En su interior se han acondicionado en el piso superior una serie de salas para desarrollar diversos actos culturales: exposiciones, ciclos de conferencias, etc.

Monasterio Trinitarios en Correxais

Avanzando por la comarca se encuentra un lugar que, a pesar de encontrarse en pésimas condiciones, merece la pena ser visitado aunque con máxima precaución.

Está en Vilamartín de Valdeorras y tras subir una empinada y sinuosa ladera se encuentra lo que fue uno de los centros culturales y de educación más importantes de la comarca de Valdeorras. Regido por los trinitarios descalzos, en Correxais existió el primer centro de formación de la comarca ya que empezó su labor en 1727. Hoy solo queda la iglesia, que es anterior a la construcción del monasterio.

Imagen de la iglesia de Correxais

Durante más de un siglo de esplendor de la educación, con la desamortización comenzó su decadencia. El monasterio fue vendido unos años después de esta por 10.000 reales. Así comenzó su deterioro, aunque el lugar no dejó de ser un centro de estudio y de formación, pues ya en el mismo siglo XX albergó también la escuela rural. Actualmente en manos privadas, es difícil asumir la inversión necesaria para que el lugar sea conservado como merece.

Estos son solo algunos de los lugares que la comarca de Valdeorras guarda en su interior y que se convierten en especiales y mágicos en los meses de otoño.

El otoño se abre paso en Valdeorras