No hubo público, ni focos, ni telón. Solo gaita, silencio y cielo abierto. Hace 23 años, un grupo de niños subió a Pena Trevinca para hacer sonar por primera vez la marcha del antiguo Reino de Galicia en la cima más alta de Galicia. Fue allí donde nació, sin saberlo, el Día da Montaña Galega. Desde entonces, Antonio Fernández —más conocido como Cholo— no ha dejado de subir, ni de repetir su mensaje: la montaña se camina, pero sobre todo se cuida.
Este sábado, A Veiga acoge una nueva edición de esta jornada reivindicativa organizada por el Club Montañas de Trevinca. Una marcha de casi 25 kilómetros, en grupo reducido y con normas claras, que busca mucho más que alcanzar una cumbre. «La montaña es agua limpia, aire puro, belleza, tranquilidad y sanación. Es una conversación interior. Es vida. Y por eso llevamos 23 años recordando que hay que cuidarla», explica Cholo.
La actividad, que nació de forma casi espontánea, ha mantenido desde sus inicios un mismo hilo conductor: caminar para proteger. No se permiten perros ni alcohol, es obligatorio el calzado de montaña, y cada persona debe responsabilizarse de su comida, agua y respeto al entorno. «Aquí no se viene a competir ni a exhibirse. Se viene a convivir con la montaña y con uno mismo», resume.
Más allá de lo físico, la cita busca llamar la atención sobre las amenazas que afectan a la zona. «Entre 2001 y 2022 se instalaron cuatro parques eólicos. Ahora el peligro es la masificación: carreras con cientos de personas o pruebas con bicicletas que destrozan hábitats únicos. En estas montañas vuela el águila real, viven plantas y aves muy protegidas. No podemos convertirlas en un parque temático», advierte.
Cholo insiste en que no se trata de ir en contra del deporte, sino de poner límites donde la naturaleza lo exige. «Si amas algo, lo cuidas. Poner en valor no significa explotar. Significa conocer, admirar y proteger». Por eso pide que las asociaciones deportivas y las administraciones actúen con responsabilidad y prioricen la conservación.
Aunque en ediciones anteriores se organizaron también charlas y encuentros, este año el formato será más sencillo. Aun así, el mensaje sigue siendo el mismo: preservar. «Trevinca es muy valorada fuera. Aquí, en Valdeorras, tenemos la responsabilidad de conocerla, amarla y defenderla. Es nuestro deber», concluye.
