
Cada año, con la llegada de la Semana Santa, el colegio Pablo VI renueva una de sus tradiciones más sentidas: el «Vía Crucis Viviente». Esta representación, a cargo de los alumnos de 4º de ESO, se ha consolidado como una de las actividades más significativas del centro, no solo por su valor educativo, sino también por el profundo impacto emocional y espiritual que deja en toda la comunidad educativa.

Coordinados por el director del centro, José Fernández de Abajo, los alumnos han sido los auténticos protagonistas de una jornada cargada de simbolismo. Tal como expresan desde el propio colegio: «Hoy, como ya es tradición en nuestro centro, hemos vivido con intensidad y emoción el Vía Crucis Viviente». Esta frase resume el ambiente que se respiró durante la representación: recogimiento, respeto y una gran implicación de todos los participantes.

El recorrido por las distintas estaciones del camino hacia la cruz de Jesús no fue solo una secuencia de escenas, sino un verdadero ejercicio de introspección. Desde el centro destacan que «el acto ha recorrido las distintas estaciones del camino de Jesús hacia la cruz, y ha destacado por su cuidada puesta en escena, la implicación del alumnado y la atmósfera de recogimiento que se ha creado en todo momento». Cada detalle —desde la escenografía hasta la interpretación— fue cuidadosamente preparado para transmitir el mensaje con la mayor autenticidad posible.

Uno de los momentos más memorables, según indican, fue la ambientación musical: «Uno de los momentos más impactantes ha sido la ambientación musical en directo, interpretada por los alumnos, que ha aportado aún más fuerza y emoción a cada estación». La música en vivo, elegida y ejecutada por los propios estudiantes, añadió una dimensión artística y sensorial que reforzó la intensidad de cada escena.

Más allá de lo escénico, el Vía Crucis fue una experiencia de vivencia interior, tanto para quienes representaban como para quienes asistían como espectadores. Desde el colegio se subraya que «desde el primer instante hasta el último, el Vía Crucis de este año ha sido mucho más que una representación. Ha sido un verdadero camino interior, una experiencia compartida que nos invita a mirar nuestra vida y nuestro entorno desde el amor, la solidaridad y la esperanza».

El acto concluyó con palabras de agradecimiento y reconocimiento: «Felicitamos a todos los alumnos participantes, al equipo organizador y a toda la comunidad educativa por hacer posible una actividad que deja huella y sentido».
Con esta propuesta pedagógica y espiritual, el colegio Pablo VI no solo transmite valores cristianos, sino que fomenta la reflexión, la empatía y el trabajo en equipo, demostrando que las tradiciones, cuando se viven con autenticidad, pueden convertirse en herramientas poderosas de transformación personal y colectiva.