sábado. 28.06.2025

Desde el Tirol hasta Valdeorras: el Godello enamora a la Cofradía del Vino de Gurgltal

Un grupo de 24 amantes del vino del Tirol austriaco pertenecientes a la Cofradía del Vino de Gurgltal visitaron Valdeorras y 

En un mundo donde el vino es muchas veces sinónimo de prisa, mercado o etiquetas, hay encuentros que lo devuelven a su esencia más pura: la emoción, la cultura y el alma de la tierra. Valdeorras vivió uno de esos momentos. Una veintena de visitantes llegados desde el corazón del Tirol austriaco recorrieron los paisajes y viñedos de la comarca para conocer, sentir y saborear la identidad de los vinos gallegos, con el Godello como protagonista absoluto.

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Joaquín Sánchez, Anika Schmid y la figura del pájaro de la cepa de la viña de Anneliese Tanto 

Encabezados por Anika Schmid, una austriaca enamorada de Galicia desde sus años de estudiante de Filología Hispánica enSantiago de Compostela, el grupo se mostró emocionado y sorprendido por la autenticidad del vino valdeorrés. «‹El Godello ha sido un descubrimiento que nos ha tocado el alma›», dice Anika, con una sonrisa que resume su experiencia. «‹Tiene algo mineral, elegante, pero al mismo tiempo muy vivo… Es como la gente de aquí: amable, directa y con carácter›».

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Joaquín Sánchez, Anika Schmid y Rolf-Dieter Kuprian

La Cofradía del Vino de Gurgltal, fundada el 20 del 2 del 2002 a las 22 horas, no es una asociación cualquiera. Con sede en Austria y 80 miembros activos, definen su misión de forma clara: «una asociación apolítica y sin ánimo de lucro de mujeres y hombres amantes del vino que se comprometen a proteger, preservar y promover el valor cultural del vino con palabras, escritos y hechos». Cada año recorren diferentes zonas vitivinícolas de Europa para conocerlas de primera mano, y este 2025 Galicia ha sido su destino.

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Fotografía del grupo en el exterior de la bodega

Durante su paso por Valdeorras, visitaron varias bodegas, cataron vinos, hablaron con viticultores y caminaron entre viñas. Joaquín Sánchez de Alan de Val, uno de sus anfitriones y gran defensor de los vinos de la comarca, acompañó al grupo durante parte del recorrido. Para él, este tipo de visitas son mucho más que turismo: son un acto de conexión. «‹Cando alguén chega de lonxe e se emociona co noso viño, sentimos que todo o esforzo paga a pena. O Godello non é só unha variedade: é un idioma que fala da terra›», compartía Joaquín, orgulloso.

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Un brindis siempre está bien

Uno de los momentos más emotivos del encuentro fue la cata guiada en una pequeña bodega familiar, donde se sirvieron diferentes añadas de Godello y Mencía. Anika se emocionó: «‹He probado vinos en muchos lugares, pero aquí hay una conexión entre el vino, el paisaje y las personas que no se puede explicar con palabras. Es algo que se siente›».

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Junto a ella, viajaban también Rolf-Dieter Kuprian, presidente de la Cofradía, y una de las pocas mujeres viticultoras de la región tirolesa, Anneliese Tanto, que elabora sus vinos Pinot Noir en un valle al pie de las montañas, a 850 metros de altitud. Su vino, que lleva en la etiqueta la imagen del emperador Maximiliano, simboliza el respeto por la historia.

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En primer plano Anneliese Tanto

A lo largo de la visita, Anika no ocultó su amor por Galicia, ni su deseo de volver pronto. «‹Es un viaje de vino, sí, pero también de amistad y emoción. Galicia nos acoge con una calidez que no se olvida. Ya estoy pensando en cuándo volver›».

El gerente de Alan de Val recibió de regalo dos botellas de vino del Tirol y un pájaro tallado en madera de las cepas del viñedo de Anneliese. Agradeció la presencia de los 24 austriacos en su bodega y, concluyó: «‹Valdeorras é unha terra discreta, pero fonda. O noso viño é como nós: serio, auténtico e cunha historia que hai que contar›».

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Joaquín sirviendo vino como buen anfitrión

En su paso por Valdeorras, la cofradía no solo cató vinos, sino que compartió conversaciones con viticultores, paseó entre viñas de Godello y Mencía, y conoció el carácter resiliente de una tierra que sigue apostando por la calidad y el arraigo.

«‹Lo que hemos probado aquí es autenticidad›», resume Anika, con emoción. «‹Un vino que nace del paisaje, de la tradición y del alma de quienes lo hacen posible›».

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Valdeorras, cuna del Godello, no solo les ofreció copas llenas de matices. Les ofreció también hospitalidad, paisajes que se recuerdan, y una certeza compartida: el vino, cuando nace con verdad, puede unir mundos.

Y eso hicieron. Con palabras, copas levantadas y miradas agradecidas, sellaron una amistad entre viñedos, montañas y dos culturas que se encontraron en un mismo lugar: la pasión por el vino verdadero.

Si quieres escuchar la coversación completa con Anika haz clic en el siguiente enlace:

En este vídeo Anika habla de los vinos del Tirol:

Desde el Tirol hasta Valdeorras: el Godello enamora a la Cofradía del Vino de Gurgltal