viernes. 19.04.2024
A Veiga

La playa de la montaña

 

 

 

 

 

 

 

 

A Veiga ofrece a vecinos y visitantes un atractivo muy peculiar; playas en la montaña y decoración de lo más enxebre

 

 

 

 

¿Y tú eres más de playa o de montaña? Esa pregunta típica tiene fácil respuesta en A Veiga: ambas. Y es que en el corazón de Valdeorras hay dos playas ubicadas en plena montaña, la de los franceses y la de Coiñedo.

 

 

Gracias a ellas, la provincia de Ourense puede no tener mar, pero si playas y con todo lo que ello implica: pedaletas, hamacas, arena, palas y deportes acuáticos, así como crema protectora porque luce mucho el sol en el techo de Galicia.

 

 

Playa de los Franceses

 

 

 

 

La explotación del encoro de Prada es uno de los mayores atractivos turísticos del concello de A Veiga. Quien decide acercarse al embalse sale más que satisfecho ya que actúan en sinergia las tranquilas zonas de descanso a la sombra de frondosos árboles, con las playas de arena que invitan a disfrutar del sol y de los deportes fluviales.

 

 

Así, en el embalse de Prada la playa de los franceses es la más conocida. Situada en la margen izquierda del río Xares, su particular nombre deriva de que eran los retornados gallegos —que habían emigrado a Francia para labrarse un futuro— los que hacían uso de ella a más de 800 metros sobre el nivel del mar, aunque con agua caliente.

 

 

Playa de los Franceses desde la zona de O Coiñedo

 

 

 

 

Además del pinar que ofrece sombra y la zona de arena bañando el agua del embalse, en el pantalán de esta playa de pueden alquilar piraguas y elementos para practicar paddel surf, esquí acuático…y embarcaciones deportivas. Además, la playa cuenta con duchas, aseos y servicios de socorrismo. Y es una playa con todos sus ingredientes, isla en el centro incluida.

 

 

Pantalán de la playa de Los Franceses

 

 

 

 

La playa de los franceses ofrece horas de diversión porque no acaba aquí ya que la oferta se completa con un catamarán que nos llevará a realizar una travesía por el embalse. El viaje dura una hora, y el recorrido incluye una parada sobre Alberguería, el pueblo que quedó sumergido bajo las aguas cuando se construyó la presa en 1958, —precisamente hoy sería el día de fiesta de la desaparecida aldea—.  El catamarán de “Santa María de Alberguería”, tiene capacidad para ocho personas y funciona regularmente durante los meses de julio y agosto (4€/ persona (mínimo de 5 pasajeros). El recorrido se completa con los numerosos rincones que se forman el largo de los casi ocho kilómetros del embalse, visitando las aldeas ribereñas y brindando sus pasajeros unas vistas muy diferentes a las que están habituados.

 

 

Playa de Coiñedo

 

 

 

 

Para acabar el día, lo mejor es recorrer el paseo fluvial, en el que destaca el Bosque de las Esculturas y el Aula de Naturaleza que se ubica en la playa de Coiñedo.

 

 

 

 

 

 

 

Esta se sitúa la orilla del pueblo de A Veiga, está dotada con arena blanca y fina. Al igual que se hermana mayor, la zona cuenta con duchas, zona de playa, merenderos y un embarcadero donde también se pueden alquilar pedaletas y piraguas.

 

 

 

 

 

Merenderos en la zona del Coiñedo

 

 

 

 


 

 


 

 

 

 

Tejiendo unión

 

 

Si algo tiene de especial A Veiga no es solo su espectacular entorno —playas, montaña, estrellas…—sino también la unión de sus gentes que hace que todo el pueblo respire un aroma especial. Porque aquí todos hablan el mismo idioma, el de la unión y el trabajo en equipo para poner a la localidad en la agenda festiva y cultural de Galicia, así como fomentar el desarrollo económico y social del municipio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta es parte de la filosofía de Tecendo Soños, la iniciativa que hace años pusieron en marcha desde la asociación Mujeres Rurais. Todos los años —en 2021 se inauguró el pasado martes y se podrá ver hasta mañana—las mujeres se unen para crear, a través de sus agujas, “vestidos” nuevos para el mobiliario urbano veigués.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El proyecto nació con el objetivo de crear un espacio de interacción social entre los habitantes y, a su vez, fomentar el asociacionismo y la participación de las mujeres del municipio ourensano. Cuando la iniciativa nación, las mujeres se reunían durante tardes enteras para elaborar las piezas y los objetos que forman parte de la exposición. Ahora, debido a la pandemia, cada una lo ha hecho sola lo que ha complicado la iniciativa puesto que han tenido que buscar un patrón común para todas. Estén tranquilos, lo lograron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

La playa de la montaña