jueves. 18.04.2024
A Rúa

Antonio Ferrer: «Mi vocación de ser sacerdote nació en mi infancia»

Este joven de A Rúa se ordenó en el ministerio hoy en el Seminario Mayor de Astorga «arropado» por fieles del municipio

Antonio Ferrer Soto,  de Somoza (A Rúa),  se ordenó hoy sacerdote en la capilla del  Seminario Mayor de Astorga, a las 18,00 horas de la tarde. Es el único de la Diócesis que se convertirá en cura, teniendo en cuenta la escasez de vocaciones en la sociedad actual.

Su ordenación es todo un acontecimiento para la parroquia de San Esteban, que le vio crecer. Por ello, un grupo de 50 fieles se desplazaron hasta Astorga en la jornada dominical con el fin de «arropar» y acompañar al, hasta ahora, diácono.



Antonio Ferrer Soto acaba de cumplir 25 años. Es hijo de Antonia Soto Rodríguez, de Somoza, y del ya fallecido Enrique Ferrer Fernández, que era de Vilamartín. Tiene una hermana, Ana Belén, y dos sobrinos.

Su vocación nace en la infancia, en la parroquia de San Esteban. «Se sirvió en mí del ejemplo de mis abuelas, que me enseñaron a rezar, de mis padres y de la inquietud por la figura  del sacerdote», relata. Lo tiene muy claro, desde pequeño quería ser cura. Estudió en el colegio Manuel Respino y en el colegio Pablo VI. En este último, uno de los curas del centro se fijó en que tenía cualidades para el ministerio y lo animó, «hizo que madurase y fuese cogiendo forma mi vocación».

Antonio Ferrer Soto

En 2011, participó en una jornada mundial de la juventud en Madrid. Y fue allí donde tomó la decisión definitiva. «Allí le dije sí al Señor, dije: Quiero servir a la iglesia con mi vida».

Durante 7 años ha realizado los correspondientes estudios de Filosofía y Teología siendo este último su año pastoral en prácticas, que desarrolló en la parroquia leonesa de La Cepeda .

El día que pasó a ser diácono

Este domingo fue un día muy especial par él. Considera que ser sacerdote «es mucho más que un oficio, es una vida entregada a los demás. Es una gran ilusión, pero también un gran compromiso pues supone darlo todo. Es un regalo». La estola le ha sido impuesta por el párroco actual, Lisardo Paradelo y la casulla por el párroco emérito, Severino Pérez.

El párroco emérito Severino Pérez, imponiéndose la casulla

 El lema que ha elegido para el día de la ordenación como sacerdote y para su vida sacerdotal es «Vivo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí» —Gálatas 220—. Precisamente, «esto es lo que quiero reflejar. Mi vida va a ser servir », añade.

Ferrer Soto, con sus profesores Joaco y Juana

Es el único diácono que se ordenará sacerdote este año. Quedan otros tres pedientes en el Seminario de Astorga. «Por desgracia, hay pocas vocaciones. Hace años se ordenaban 30 o 40 al año, ahora uno como máximo», argumenta. En este sentido, opina que dicho déficit es «porque no tenemos grandes comunidades de cristianos que nos las den. Una vocación nace de una comunidad. Ojalá algún día regresen».

Su primera misa será el 7 de julio en la Iglesia de San Esteban de A Rúa.

Antonio Ferrer: «Mi vocación de ser sacerdote nació en mi infancia»